viernes, marzo 29, 2024
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Confianza

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No van a tener cien días, ni siquiera la mitad, pero la primera impresión del nuevo Gobierno, con los ministros ya sentados en su despacho, es que parece sólido y transmite confianza. Responde, también, a la prudencia de quien lo ha nombrado pero eso sólo puede durar unas horas. La prudencia tiene que dejar paso a las medidas y éstas no pueden ser ni timoratas ni equivocadas, porque entonces se pierde la confianza. Aristóteles decía que «los discursos inspiran menos confianza que las acciones» y ya ha pasado el tiempo de los discursos y de los propósitos, incluso de los que no han sido explicitados pero están en el pensamiento del presidente y sus ministros.

Los que desde la oposición -especialmente los sindicatos- han sido prudentes en la valoración del nuevo Gobierno, empezarán a darle caña a las primeras de cambio. Fernández Toxo, el líder de Comisiones Obreras ya ha pedido reunión urgente con Rajoy para que el presidente se moje y, además, que convoque la mesa del diálogo social. No me parece que esa reunión se vaya a producir en los próximos días, entre otras cosas porque el presidente ya les ha dicho a los agentes sociales que acudan a verle antes de Reyes con propuestas concretas, realistas y que sirvan de verdad para reformar el mercado laboral.  

Aunque no basta con eso, algunas cosas parece que las tienen claras. Luis de Guindos, el nuevo ministro de Economía y Competitividad, y también de Innovación, -un acierto el nombre porque marca un objetivo básico- ha dicho que el objetivo número uno es la creación de empleo. El primero, el segundo y el tercero porque o frenamos la destrucción de empleo o nunca volverá la prosperidad. Luis de Guindos es un economista bien amueblado, sensato, sólido, y aunque algunos le han recordado que era el hombre de Lehman Brothers en España ni fue responsable del desmán de sus jefes americanos ni esa es su única experiencia. Ha acreditado solidez, sensatez y transparencia. No es poco. Dos técnicos comerciales – él y José Manuel Soria- en un Gobierno aseguran rigor y capacidad técnica. Soraya aporta trabajo y constancia; Gallardón, frescura, como José Ignacio Wert, Ana Mato o Fátima Báñez. Ana Pastor, Cristóbal Montoso, Jorge Fernández,  García Margallo o Arias Cañete, experiencia y solidez. Pero lo tienen que volver a demostrar y tienen que ser un equipo. Algunos ministros con caché han tardado en perderlo el tiempo en que han dado su primera entrevista. Por el bien de todos, hay que esperar que no sea así.

Victoria Camps dice que sin «la construcción» de la confianza no puede haber una auténtica democracia. El nuevo Gobierno tiene que aprovechar esa confianza mayoritaria que ha recibido y el hecho de que su oposición está buscándose por las esquinas. Lo primero le va a durar poco y hay muchos agentes sociales esperando a ver dónde aprietan o en qué se equivocan. Lo segundo no depende de ellos, pero parece que va para más largo. La crisis nos toca a todos.

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Francisco Muro de Iscar

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