Extraño país. Unos policías avisan a unos miembros de ETA que hay una operación en marcha contra ellos para que escapen porque eran tiempos de negociación política con la banda terrorista. Al parecer, según los expertos, algo normal en las alcantarillas del Estado. Pero lo normal en las alcantarillas del Estado no puede ser asumible por un Estado de Derecho. A partir de ahí, problema político. Primero, el inefable y soberbio Garzón olvidándose de él.
Después, el maquiavélico Bermúdez estrujando la ley hasta casi el infinito. Y mientras, problema político adquiriendo ribetes vergonzosos.
Ahora, la Audiencia Nacional hace una pirueta legal y dice que no pero que sí. Que no hay demasiadas pruebas pero que hay que seguir investigando. Como sé que te gusta el arroz con leche por debajo de la puerta te meto un ladrillo. El caso es ganar tiempo para que, posiblemente, el mayor escándalo de la democracia no afecte a la campaña electoral porque el que estaba de ministro en aquel momento es el candidato socialista. Viva Pilatos.
Extraño país. Aquí te saltas un ceda el paso y tienes pena de cárcel. Pero si la infracción de la ley tiene ribetes políticos, los propios jueces la interpretan a su manera.
Extraño país en el que no hay justicia sino jueces.
Extraña democracia que deja seguir volando a un Faisán muerto.
Pinocchio
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