jueves, marzo 28, 2024
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Un candidato maniatado

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Pues sí. Rubalcaba le está echando ganas y mano izquierda. Y no lo tiene fácil, más bien lo tiene cada día más difícil. Quizá por eso los tambores que anuncian elecciones generales suenan cada vez más fuerte. A estas alturas, el tiempo no parece jugar a favor del PSOE si no más bien en contra, y su candidato, Pérez Rubalcaba, está en una situación imposible.

Por una parte, es vicepresidente del Gobierno, Portavoz y ministro del Interior, y, por tanto, corresponsable de todo lo que viene haciendo el Gobierno Zapatero. Claro que lo que la gente está es precisamente harta del Gobierno Zapatero, lo que pone en una situación difícil al candidato. Por otra parte Rubalcaba no puede marcar distancias con el presidente y menos con el Gobierno del que forma parte porque no resultaría creíble y, además, sería insolidario. De manera que es un candidato maniatado, con poco margen para el discurso propio, para despegarse de la acción del Gobierno y defender sino lo contrario un programa con sustanciales diferencias.

No sé, pero a veces tengo la impresión de que los «barones» de su partido le han encargado una especie de «misión imposible» pero sin contar con efectos especiales. O sea que es un candidato lleno de inconvenientes y con pocas ventajas para sacar de la chistera y convencer al personal que él es distinto y que puede hacer una política distinta.

A estas alturas, imagino que hasta el candidato ya se habrá dado cuenta de que la ciudadanía tiene ganas de poner punto final a esta etapa del Gobierno Zapatero y que cada día que pasa es peor. La gente lo que ve es un Gobierno moribundo aferrándose al sillón hasta el último momento, y por más que se diga desde el Gobierno que lo que el presidente pretende es acabar las reformas emprendidas, el hartazgo es tal que la única válvula de escape sería el adelanto electoral.

Es verdad que el Gobierno puede conseguir aprobar los Presupuestos del año próximo, pero la pregunta es ¿a qué precio? Puede que a los ciudadanos les parezca excesivo el precio a pagar a los partidos nacionalistas, PNV y CiU, que hacen de bisagra, y que nunca dan un voto gratis.

Además, en realidad la legislatura está agotada y el adelanto sería mínimo, porque no hay tanta distancia de octubre o noviembre a disolver las cámaras en enero-febrero para convocar elecciones en primavera. De manera que incluso Zapatero podría decir que prácticamente ha agotado la legislatura.

Ahora está por ver si el «run-run» que anuncia elecciones generales se convierte en realidad pese a los desmentidos habituales.

Desde luego, para el candidato Rubalcaba sería lo mejor, dentro de que el viento lo tiene en contra. Claro que la última palabra la tiene el presidente del Gobierno, de manera que como donde hay patrón no manda marinero habrá que esperar a ver si Zapatero se decide a poner fin a sus casi ocho años de Gobierno.

Julia Navarro

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