viernes, marzo 29, 2024
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Strauss-Kahn en prisión

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Nadie duda de que la carrera política de Dominique Strauss-Kahn ha terminado con su detención en Nueva York el pasado sábado. A las graves acusaciones presentadas por la fiscalía, que han determinado su detención sin fianza hasta la reunión el próximo viernes del Gran Jurado, se unen otras, similares o no, que van sucediéndose estas horas. Si se especulaba con que la próxima semana Strauss-Kahn iba a anunciar su candidatura a las primarias socialistas con el propósito de enfrentarse a Sarkozy en las presidenciales del año próximo, todo eso ha quedado enterrado por preocupaciones más inminentes y graves.

Desde luego, las acusaciones son graves y, en caso de probarse, deben ser castigadas con la severidad que corresponde. Los derechos de la mujer que se presenta como víctima de la agresión sexual deben ser defendidos de modo compatible con la presunción de inocencia y, sin duda, así ocurrirá en el proceso. Lo que se discutía este lunes en el juzgado de Nueva York no era el fondo del asunto sino las medidas cautelares hasta que el Gran Jurado decida sobre su procesamiento. La fiscalía, en ese debate, presentaba indicios de la gravedad de los hechos. Los abogados del director general del FMI únicamente su disposición a comparecer en cuantos requerimientos judiciales le fueran hechos. Conocemos, por tanto, detalles de la acusación, pero aún no el contenido de una defensa detallada. Más vale ser cautos.

De hecho, a lo largo del día del lunes las informaciones eran confusas: la hora de salida del hotel, el precio de la habitación (asunto colateral pero que aporta una “imagen” del encausado), la hora de comienzo del trabajo de la empleada supuestamente agredida, la apariencia de huir en su salida del hotel, el hecho de que dejara olvidado su teléfono móvil o de que, como se apuntó también, lo reclamara después, su agenda en Nueva York, etc. Me molesta tanto la exculpación burda, es decir, con argumentos burdos e impresentables, como la condena precipitada como, por ejemplo, la basada en que los detectives de la Policía de Nueva York certificaran que la empleada del Sofitel había sido agredida según los exámenes médicos sin ninguna otra concreción de quién pudiera ser el agresor. Si la juez considera que debe estar detenido hasta la próxima comparecencia está bien que así lo establezca aunque, a mi juicio, sobraba la alusión a las dificultades de extradición de Polanski como si se tratara de una respuesta al enfado de la Justicia americana en este famoso asunto.

Conviene por tanto esperar. Pero no para denunciar, así me lo parece, dos perversas conexiones establecidas estas últimas horas por algunos comentaristas, que me parecen tan absurdas como impresentables. Unos señalando o sugiriendo que ese es el comportamiento de los “socialdemócratas” o los políticos de izquierda; otros, con el mismo objetivo difamador, haciendo lo propio con los “socialistas de vida capitalista”. Mezclar churras con merinas es tonto y, además, una injusticia que debería volverse contra quien la hace. Y no añadiría este comentario si no hubiera escuchado y leído tales tonterías.

Germán Yanke

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