En esa decadencia en la que ha caído el periodismo en España y por la que los medios de comunicación se entregan sin armas ni bagajes a los políticos para intentar conseguir tajada, los periodistas se han llevado la peor parte. La profesión de plumilla ha caído tan bajo que se las ha estado tragando dobladas. La clase política es insaciable, digan lo que digan ellos, y quiere controlarlo todo. Y como sabe que la única peguita que tiene para ello es la prensa, lleva años intentando amordazarla. Y cuando hablo de clase política incluyo a socialistas, peperos, peneuveros, ciueros, etc., a partes iguales. Y da lo mismo que esos políticos sean nacionales, autonómicos o locales. Su ansia por fiscalizarlo todo los unifica.
En España, es tan escandalosa esa ambición que los políticos han llegado a considerar normal el hecho de dar ruedas de prensa sin permitir que se les haga ninguna pregunta. “Dejad que los periodistas se acerquen a mí que les voy a contar un cuento”. Y el problema es que los periodistas han tragado. La profesión está tan mala que, por mantener el puesto de trabajo, se han bajado hasta los pantalones y muchos han llegado a dar por bueno el dislate de esas ruedas de prensa con instintos dictatoriales. Escuchaban los comunicados e intoxicaciones ad hoc y se volvían a la redacción sin decir palabra. Las empresas lo sabían pero a ellas les daba lo mismo porque de lo que se trataba era de contentar al partido de turno.
Bien. Pues ese derecho de pernada político, como el fregar, se va a acabar. Y, para ello, ha nacido un movimiento apoyado por la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España) con la intención de poner freno a esas absurdas ruedas de prensa cuasi-cubanas. Se acabó. Si los políticos quieren hacer esa pantomima que la hagan, pero los periodistas que asistan que se levanten y se vayan. Ya vale de consentir el fraude.
Hay algunos políticos, por cierto, que son la caña de España. La señora Chacón, ministra de Defensa, por ejemplo, lleva tres años dando ruedas de prensa si permitir preguntas. Se desconocen las causas aunque son fácilmente imaginables.
Otra cosa. Esta noche comienza la campaña electoral. Que esta misma noche se ponga en marcha esa campaña y que, sin preguntas, no se le dé cobertura a ningún político.
Pinocchio