España se aleja del “epicentro” de la crisis, asegura Almunia, y parecen alejarse los riesgos de intervención. Las bocanadas de aliento que se reciben de aquí y allá impulsan la senda de la recuperación, aún muy lejana.
El Gobierno asegura que cumplirá las previsiones de reducción del déficit exigidas por la UE, aunque el FMI no cree que lleguemos al 3% en 2013 sino que lo haremos en 2017. El organismo internacional fía nuestra recuperación en esa fecha, en que prevé que crezcamos por encima del dos por ciento, sin lo cual no hay empleo. Almunia lo advierte: “Tenemos un problema muy fuerte”.
Parece que casi todos se aplican a los deberes. CiU enfría los ardores independentistas de la consulta soberanista de Barcelona y enfoca su objetivo en el pacto fiscal. El PNV celebra unas jornadas en las que resalta la prioridad del problema del paro, Zapatero se va a China a vender la deuda pública y Rajoy difunde en Alemania la solvencia de España.
España comienza a hacer los deberes, pero no todos. El Gobierno debe actuar ahora en el ámbito de las comunidades para tener unas cuentas públicas sostenibles. Lo advierte el FMI. Mal momento. No parece que el contexto electoral en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas sea el propicio para afrontar el problema. Debiera de serlo, sin embargo, antes de ir a las urnas debiéramos saber en qué estamos.
El problema de la crisis emerge cada día en nuestro país y solapa otros impulsos de nuestra actualidad. Ni las pasiones sobre Garzón ni la detención de dos individuos que guardaban casi mil kilos de explosivo en su caserío de Guipúzcoa, para suministrar a ETA, ni la catástrofe nuclear de Fukushima, ni los que necesitan ahora de nuestro apoyo en Libia nos libran del empeño. De momento, abordemos el debate nuclear. Con todas sus consecuencias. IU propone el cierre de centrales; dado el elevado coste de nuestra energía es mejor pensar en apagar la luz.
Chelo Aparicio