jueves, abril 25, 2024
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Los barones de Zapatero

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Los rumores sobre si el presidente Rodríguez Zapatero se presentará o no a las próximas elecciones generales proceden de distintas fuentes, algunas interesadas, otras desesperadas y las últimas generadas por la frivolidad del propio presidente. Las interesadas están entre sus opositores. Si antes eligieron la estrategia, ya que no presentaban una moción de censura imposible, de pedir al PSOE que cambiara un Gobierno y un presidente que habían demostrado su ineficacia, ahora se aprovechan de las demás para insistir en algo que, se mire como se mire, mina a Rodríguez Zapatero, le coloca en una posición de desconfianza tanto ante una política a medio plazo como ante sus propios correligionarios, que serían los que buscan debajo de las piedras un sustituto para evitar que la caída sea aún más espectacular.

En ese contexto sorprende, como ya he escrito aquí, el comentario del presidente acerca de “su futuro”, que habría comunicado ya a una persona de su confianza. Los más optimistas aseguran que es un gesto calculado pero ya se sabe que los optimistas son pesimistas mal informados. Un comentario de esa naturaleza, además de invitar a la tontería de estar todo el día pendientes de lo que se le haya ocurrido o se le vaya a ocurrir, debilita su posición política en un momento en el que, según declaración propia, se propone llegar a amplios acuerdos acerca de lo que precisa la economía española. Es difícilmente comprensible que el chiste sobre el secreto se inmiscuya por propia voluntad en su delicada situación.

La tercera fuente de la rumorología (o, más bien, de una pasmosa estrategia de disimulo) está en el propio PSOE, en algunos dirigentes regionales que contemplan las elecciones locales y autonómicas con pavor y que, en vez de asumir sus responsabilidades –tanto las de su propia gestión como la del apoyo al Gobierno y su política-, quieren ponerse ahora la venda antes de la herida y propalar la especie de que, si pierden en 2011 es sólo por culpa de Rodríguez Zapatero. Y esto hasta el punto de sugerir que se desvele el secreto –es decir, entendido como lo proponen, que anuncie su retirada- antes de las elecciones autonómicas, como si la aparición de otro nombre en el firmamento les fuera a salvar milagrosamente. Esto ya raya el ridículo y la obscenidad política. Más que revelar la falta de apoyos del presidente en este final de año, sirve para darse cuenta de lo débiles que eran los que tenía en los momentos de gloria.

Germán Yanke

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