Sigue la Batasuna ilegalizada queriendo trampear con el lenguaje, en este caso, el castellano, en lo que tienen cierta especialidad. Exigen, advierten, exoneran, en un reciente comunicado público al PSOE a que «se comprometa con las vías políticas». Y el mensaje se convierte en un titular de prensa. Veamos qué quieren decir.
Exigir al PSOE a un compromiso con «la vía política» es pretender negarle su condición de tal. Cree (Batasuna) que dispone de la legitimidad política, lo que le ha permitido observar con distancia, cuando no con justificación, las «consecuencias del conflicto» durante décadas: centenares de muertos, heridos y expulsados de su tierra. Y atribuyen al partido del Gobierno de España (da igual cual) la raíz cuartelera, el ordeno y mando, la faz antidemocrática. La ausencia de la Política.
Pero no es eso. Para Batasuna, las vías políticas, así, en plural, sólo significan la elusión de la ley, la prescripción de los marcos legales, ataduras antidemocráticas que impiden la negociación, otra entelequia semántica, con la que se equipara a un Estado democrático con una banda armada. Formulándolo así, se presentan como los guardianes de la esencia democrática, aunque no hayan sentido la necesidad de rechazar la acción criminal de ETA. ¡Oh, la meta independentista..! ¿Es esa la vía política?
Así dan la vuelta a la tortilla. Ante las exigencias, unas ingenuas, otras interesadas, de los partidos nacionalistas que piden a ETA (Egíbar) que «lo mejor que puede hacer con las armas en mandarlas a la fundición» (para) después unirse todos los partidos nacionalistas; o que insisten hasta la extenuación en que «sean valientes» y «apuesten por las vías exclusivamente pacíficas y políticas», Batasuna lo tiene claro: Es ella quien exige al PSOE «que se comprometa de una vez con las vías exclusivamente políticas y democráticas». No es la primera vez que lo proponen, pero la frase vuelve a reproducirse en titulares de prensa. Porque aún existe ETA, por debilitada que esté. La banda terrorista sigue presionando sobre los vascos.
En un acto político de Batasuna en Bilbao se saludó a los presentes: «Eguerdi on (buenos mediodías) a todos, menos a los criados de España». Otra vez el lenguaje. En su psiquis, los que sienten España son serviles, corruptos, quincalla. Sensu contrario, los que la odian son héroes, valientes y dignos. Lo dijeron en el décimo aniversario del asesinato (por su brazo armado, ETA) del concejal del PP de Zumarraga, Manuel Indiano, un joven madrileño de 29 años que se instaló en la localidad guipuzcoana para asentar su relación afectiva con una mujer domiciliada allí. Ni siquiera era del PP, pero no dudó en aceptar la propuesta de Valeriano Fernández, el veterano concejal del PP, para figurar en el sexto lugar de la lista electoral. Este domingo se cumplieron 10 años del asesinato –trece disparos en su tienda de golosinas-, los mismos que cumplirá su hija póstuma dentro de dos meses. Pero vuelven a exigir al mundo que se mida con ellos, que se comprometan «con las vías políticas», sin la más mínima revisión de su apuesta. Cuántas trampas para enmascarar la derrota.
Chelo Aparicio