viernes, abril 26, 2024
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Agosto y Cospedal, una mezcla peligrosa

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Rajoy estará ya disfrutando de sus vacaciones en  Galicia y ha prometido estar muy atento a lo que pase para ofrecer batalla en el inicio del nuevo curso político. El hecho de que el líder del PP esté descansando en su tierra no es ni bueno ni malo porque suponemos que se lo merecerá. Otra cosa es lo que dibuje Peridis en su viñeta de El País, ya que cualquiera que no conozca a Rajoy podría pensar que se limita a esperar que madure la fruta, incapaz  de alzarse para recogerla del árbol. Ya conocemos, por su trayectoria, la “mala baba” que tiene el arquitecto y su manera de plasmar a los políticos. Sus retratos, por su vertiente psicológica, clavan a cualquier personaje que cae entre su lápiz y papel en blanco.

El caso es que teniendo a Rajoy de vacaciones con puro o sin él, tumbado o levantado, su Secretaria General, María Dolores de Cospedal, estará montando guardia para animarnos el verano a los periodistas, como lo hizo el verano pasado. Dentro de unos días se cumplirá un año de sus declaraciones, con fondo de mar y palmeras, en las que  acusó al Gobierno, a la Policía y a la Fiscalía de crear “un Estado policial” dedicado a organizar escuchas ilegales  a dirigentes de su partido.

Un año después de aquello, esas acusaciones dichas para que fueran publicadas en los medios siguen sin llegar a los juzgados a pesar de su enorme gravedad. Aunque muchos analistas políticos ya reflexionaron sobre ello, conviene recordar un año después que quien hizo las manifestaciones es la Secretaria General del primer partido de la oposición y con opciones, cada vez más claras según las encuestas, de volver a gobernar, supuestamente con responsabilidad.

Pues tal día hizo un año y aquí no ha pasado nada. Todo sale gratis, al menos para ella.

Y como este verano parece más caluroso que el anterior, da pavor que la canícula de agosto caliente más las cabezas y alargue las lenguas, porque en el caso de la señora De Cospedal parece causa-efecto. Habrá que estar atentos, como dice Rajoy, a lo que diga en los próximos su Secretaria General que en el calor se mueve como pez en el agua.

Le gusta tanto el calor, que lleva calentado –crispando- la política de Castilla-La Mancha especialmente desde hace tres años, los mismos que hace desde que perdió las elecciones autonómicas contra José María Barreda. Si sus declaraciones de hace un año contra Gobierno, Policía y fiscales sorprendieron en general, no lo hicieron tanto en Castilla-La Mancha, cuyos ciudadanos son testigos de  las perlas de la señora De Cospedal y sus segundos. Tres años lleva subida en el carro de la crispación y la división, algo a lo que los castellano-manchegos no estaban acostumbrados. Tres años en lo que los insultos han estado a la orden del día sin que hubiera consecuencias. Tres años de No por el No. Hasta tal punto ha sido capaz de establecer la crispación en las instituciones que ha conseguido algo que, en el ámbito general de España y el particular del resto de autonomías, parece impensable: estar en guerra con los empresarios. Mientras gobierno, sindicatos y empresarios firmaban pactos por la establidad y creación de empleo, el PP de De Cospedal se quedaba fuera. Mientras todas las fuerzas sociales remaban juntas por el Estatuto y contra el trasvase Tajo-Segura, el PP de De Cospedal pretendía nadar y guardar la ropa. Mal asunto.

Castilla-La Mancha no es una región fácil para el PP en el terreno autonómico y menos lo va a ser si su estrategia sigue siendo el de la crispación.

Ha intentado crispar con el llamado ‘caso Bono’, aportando como únicas pruebas recortes de prensa. La Fiscalía la ha tumbado. Ha querido crispar con la supuestas irregularidades de El Pocero. El Tribunal de Cuentas le ha dicho que ni Bono ni Barreda tienen nada que ver. Ha crispado, y de qué manera, con el desastre de Caja Castilla-La Mancha. En lugar de contrarrestar la pérdida de confianza por una gestión, es cierto, calamitosa, el PP de De Cospedal trató de sacar rédito electoral. No obstante, nuevo varapalo, esta vez del Banco de España: la gestión de Hernández Moltó y compañía, no tiene responsabilidades penales.

De Cospedal ha crispado, de qué manera, y ha hecho campaña política con la desgracia del incendio de Guadalajara. Hace unos días estuvo en el funeral y se la vio compungida. Ignoro si eso da votos, lo que sí es conocido es que el juez ha retirado los cargos a los técnicos y altos cargos de la Junta. Me gustaría saber cuántas veces más va a asistir a esos actos religiosos. En todo caso, otro argumento que ya no podrá sacar a relucir en los mítines.

Así pues, con la mayoría de sus pilares derrumbados por los cimientos, únicamente cabe esperar la ocurrencia prefabricada para este verano -veremos si con el mar al fondo- y el año que nos queda por vivir en Castilla-La Mancha.

De momento tiene casi todos sus intentos de crispación desmontados. Pero como agosto calienta las cabezas y alarga las lenguas, seguro que nos regalará algo en los próximos días.

Miedo me da. Y Rajoy cargando las pilas.

Alfonso García

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