viernes, marzo 29, 2024
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La oposición y la alternativa

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Parece que el Partido Popular retoma la labor de oposición, después de la semana negra del Gobierno, con dos planteamientos fundamentales. Uno, que las medidas de ajuste del gasto público son insuficientes. Y dos, la protesta, en la que quieren insistir con todos los medios, contra la congelación de las pensiones. Coinciden estos planteamientos con algunas actitudes generales de la población subrayadas por la encuesta de Metroscopia publicada ayer por El País que, por cierto, coloca al PP a la distancia del PSOE que consideraban lógica los enfadados con “la debilidad” del primero: nueve puntos.

Sin embargo, la “alegría” del PP ante la debacle, los agujeros y el hallazgo de algunos puntos fuertes en su oposición debería ser trocada en un sentido de la responsabilidad que, por el momento, hay que construir. La misma encuesta revela que una mayoría, y algo menos de la mitad de los que aseguran que votarían hoy al PP, consideran que este partido debería apoyar al Gobierno en las medidas que proponen contra la crisis. Esta respuesta tiene su misterio y su (posible) explicación. De un lado, según estas respuestas tan favorables para el PP, piden que se apoye al Gobierno los que desaprueban buena parte de las medidas anunciadas, lo que no deja de ser sorprendente. Se diría, por todo ello, que la pulsión por el entendimiento y el pacto, más que referirse a la búsqueda de una política que aún no tenemos, es un asunto psicológico y, sobre todo, de rechazo a las actitudes de los partidos y a un tono de crispación que, lejos de solucionar los problemas, agudiza el malestar de los que los padecen directamente.

El PP no debe apoyar aquello en lo que no cree, aunque tampoco debe convertir todo lo que el Gobierno propone en algo en lo que no cree. Resulta un poco irritante el uso de una contundencia forzada: si antes era inevitable retocar el sueldo de los funcionarios, ahora no puede ser un recorte de “derechos sociales”. O convertir en tal la renuncia a la retroactividad de la Ley de Dependencia que tan a menudo les había parecido un exceso. Si las subidas de pensiones del presidente Rodríguez Zapatero eran la búsqueda de votos con un gasto que no nos podíamos permitir, su congelación no puede presentarse ahora como la debacle. ¿De qué manera las va a aumentar cuando gane las elecciones del 2012?

La insuficiencia de las medidas es una evidencia y la insistencia de Rajoy en la necesidad de reformas profundas que hagan posible el crecimiento un acierto en el debate celebrado en el Congreso, como fue un acierto previo insistir en un recorte del gasto al que Rodríguez Zapatero se resistía. Pero, como no sólo habla Rajoy y como éste lo hace también en foros menos cuidados, lo que sería lógico esperar del PP es la iniciativa en las propuestas, también en los acuerdos necesarios y, a estas alturas, la concreción en un ajuste distinto al propuesto. El PP es la oposición pero es también la alternativa. A la primera quizá le baste con que el PSOE se hunda, a la segunda le hace falta ganarse voluntades y confianza.

Germán Yanke

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