viernes, mayo 10, 2024
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Cuando la verdad viene de fuera…

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La reciente visita del vicepresidente de Estados Unidos a España ha pasado bastante inadvertida, lo cual por otra parte es inherente al cargo en cuestión, independientemente de la persona que lo desempeñe. Pero por lo menos nos ha servido para poner de manifiesto algo que muchos intuíamos pero que los fariseos y escribas de la corrección política prohíben mencionar bajo apercibimiento de lapidación mediática. Y es que Joe Biden, profeta en Europa del mesías laico Barack Hussein Obama, cuando se dirigía a los paracaidistas del ejército español bregados en el frente de Afganistán, se refirió a ellos con orgullo como “bravos guerreros”. Esto parece bastante lógico cuando se trata de militares que desempeñan su labor en el frente en zonas de conflicto bélico, pero como en España la palabra guerra es tabú y nuestros soldados son tratados, en cuanto a su imagen pública, como una especie de ONG con uniforme mimetizado, hace falta que venga alguien de fuera -y en este caso nadie dudoso de ser un halcón del Pentágono o de la CIA- para decirnos la verdad: que nuestros soldados están en una guerra y que debemos sentirnos orgullosos de ello.

Otro tanto ha ocurrido con la situación de nuestras cuentas públicas. Si la pasada semana Rodríguez Zapatero, en su comparecencia tras la entrevista con Rajoy, negaba categóricamente -de una forma teatralmente cadenciosa y con un aire algo enajenado- que se fuese a acometer una reducción drástica del déficit público, porque ello comprometería el crecimiento, en el inicio de esta semana hemos conocido que sí se va a llevar a cabo un serio recorte del desequilibrio presupuestario, precisamente a través de una minoración del gasto. Y es que donde las razones expuestas por distintas personas y entidades españolas no han hecho mella, el diagnóstico proveniente de Europa ha penetrado en cambio con la facilidad del cuchillo en la mantequilla.

Será ese temor a la verdad importada el que llevó al Gobierno a anunciar medidas legislativas para evitar que nadie difunda rumores que afecten negativamente a España. Las informaciones del exterior no son bienvenidas, pero en cambio sí lo son los fondos que hacen recuperarse a los mercados financieros. Y es que, según quien lo mire, parece que la de especulador es una profesión a tiempo parcial o de carácter fijo discontinuo.

Hasta el propio Baltasar Garzón parece haber encontrado en el extranjero la solución a sus males y quiere incorporarse como consultor a la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional, aunque esto tiene más visos de huida envuelta en el fraude de ley. Pero de eso hablaremos en otra ocasión.

Juan Carlos Olarra

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