viernes, abril 26, 2024
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Lecciones del caso griego

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No ha querido Yorgos Papandreu, el primer ministro heleno, hurgar en exceso en las responsabilidades de sus antecesores, aunque sí ha señalado al anterior gobierno conservador como culpable de haber provocado la crisis y ocultado los datos. En su discurso solemne ante la ciudadanía griega, en el que ofreció «sacrificios duros, pero necesarios», Papandreu exclamó: «No es el momento de las acusaciones» Hijo y nieto de políticos, tal vez era consciente de que además de la evasión de capitales, el cobro de sobornos o las ventas ilegales de terrenos de sus antecesores, otras culpas en el disparatado engorde del sector público, como parte del desastre, alcanzarían también a su progenitor, Andreas Papandreu.

Es parte de la lección griega. El encuentro entre Zapatero y Rajoy en la Moncloa el miércoles, el primero después de año y medio, no puede partir de un clima menos propicio para el entendimiento. Si la política económica del Gobierno es descalificada por la oposición, los responsables gubernamentales achacan a la oposición la labor obstruccionista en la salida de la crisis. «Al PP se le ha aparecido la Virgen con la crisis en España», señaló el Vicepresidente Chaves en las vísperas del encuentro. No se vislumbran muchas expectativas. Sigue siendo la hora de las acusaciones.

En su alegato para salvar a Grecia de la bancarrota, Papandreu deseó que la crisis sea «una oportunidad para cambiar». Sus palabras recordaron a las de Churchill en la Cámara de los Comunes, aquél 13 de mayo de 1940. Prometió victoria, como Papandreu, porque sin ella «no hay supervivencia», después de ofrecer «nada más» que «sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor».

Llegado el caso, Rajoy tampoco podría esgrimir, como Papandreu, la «ocultación de datos», de sus antecesores si llegara a La Moncloa. «En España es imposible engañar», gracias a sus instituciones, aseguró este lunes el gobernador del Banco España. Pero tampoco Papandreu podría sacudirse al completo la gravedad de la situación, aunque llegara al gobierno en octubre pasado. Porque a todos alcanza la consciencia de los datos, aunque no sean explícitos.

La reunión de Moncloa podrá tomar nota de la situación griega, si hay un lugar para el encuentro fuera de la corresponsabilidad en la gestión, como reclaman algunos – media un abismo en el análisis entre los dos partidos- y del cálculo electoral, que saborean otros. Porque harán falta consensos si se avecinan sacrificios. Cuando los líderes europeos se preparan para frenar la inestabilidad de nuestra moneda, no es hora para la acusación.

Chelo Aparicio

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