sábado, julio 27, 2024
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El ignorado fallo de La Haya

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Finalmente, la Corte Internacional de Justicia de La Haya dio a conocer el lunes su fallo sobre la controversia planteada por el Gobierno de la Argentina contra Uruguay, por la instalación y puesta en funcionamiento de la planta de celulosa UPM (ex Botnia) situada en Fray Bentos, Uruguay, sobre márgenes del río del mismo nombre. El Tribunal dictó sentencia sobre el diferendo, por lo que el tema está cerrado. El fallo es inapelable. Y, más aún, cuando ambos países se comprometieron a acatar el resultado, fuere cual fuere. La Corte Internacional, por otra parte, exhortó a los gobiernos de Uruguay y Argentina a realizar trabajos en conjunto y utilizar la CARU (Comisión Administradora del Río Uruguay) para controlar la operativa de esta fábrica y para que en el futuro se respete el estatuto del Río Uruguay respecto de nuevos proyectos.

En sus aspectos formales, la Corte estableció que la Argentina no probó la contaminación de las aguas, ni del entorno, hechos que fueron esenciales y que convocaran a lo largo de años, mientras cerraban (y continúa haciéndolo) puentes hacia el Uruguay, en un bloqueo ilegal, especialmente en la zona donde se encuentra la planta. La Corte señaló, a su vez, que el Uruguay incumplió aspectos formales menores, destacando que los mismos carecen de consecuencias sobre su responsabilidad. Hizo esta mención como satisfacción al reclamo argentino, por lo cual los demás petitorios de la Argentina fueron, todos ellos, rechazados por unanimidad. La fábrica de pasta de celulosa, en consecuencia, puede continuar sus trabajos como lo ha hecho hasta ahora. Ambas partes, en cooperación, deberán custodiar la contaminación de aguas y el medio ambiente.

Cerrada la controversia, vendría al diálogo de los países. El miércoles se reunirán en Buenos Aires el presidente del Uruguay, José Mujica (quien no ha realizado comentario alguno sobre la sentencia) y la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner. No han trascendido detalles de la agenda de esa reunión. Cabe suponer que Uruguay aspira a que se levante el corte de los puentes y cesen las acciones hostiles de los piqueteros argentinos en la zona. El ex presidente del Uruguay, Tabaré Vázquez, en cuyo mandato inició actividades esta fábrica, sostuvo (en Panamá) que «el fallo ratifica que la planta no contamina y que el corte de ruta tiene que ser levantado».

La sentencia del Tribunal de La Haya fue considerada en Uruguay (donde el Gobierno contó siempre con el apoyo de los opositores, el partido liberal Blanco y socialdemócrata Colorado) favorable a sus intereses. Para los «piqueteros ambientalistas» argentinos que tenían un único reclamo, y era desmantelar y echar a UPM/Botnia, el fallo de La Haya les ha parecido una derrota. Y tanto es así, que ayer, domingo, una manifestación de estos piqueteros ambientalistas de Gualeguaychú intentó cruzar el puente a Fray Bentos (zona de la fábrica de celulosa), lo que obligó al Uruguay a cortarlo, como «una consecuencia de la acción en Argentina». La «Asamblea Ambiental de Gualeguaychú» (así se autodenomina) consideró el fallo de La Haya «injusto» e «inhumano» y, con ignorancia (como es su estilo) de que este fallo de la Corte es inapelable, ha pedido, otra vez, el «desmantelamiento total» de la planta de UPM (ex Botnia), y, además, al presidente del Uruguay, José Mujica, que: «pida perdón, porque el Estado que usted conduce violó el Tratado del Río Uruguay y generó este conflicto».

Cabe esperar que este extenso e insólito diferendo de dos países largamente unidos, considerados como hermanos, llegue a su fin. Pero no será fácil. Hasta ahora, todo ha sido para nada. Argentina fue a la Corte Internacional de La Haya (declarando que cumpliría el fallo); el Tribunal dio su veredicto, pero nada ha cambiado. El ex jefe de Gabinete argentino, Fernández, comentó que la actitud de los piqueteros es «necia» y «atrasa» (las negociaciones); en el lado uruguayo creen que el silencio pueda distender los ánimos y ayudar a la resolución del punto, y seguirán esperando como ocurre desde hace cinco años. Veremos cuántos años más.

Rubén Loza Aguerrebere

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