viernes, abril 19, 2024
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No hay excusa

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Se conjuran los hados contra el PP, objeto de los más duros ataques que lo pretenden asociar con el franquismo, prendiendo la mecha de la división. Los que manifiestan aversión a la formación conservadora han encontrado una perla. Un concejal del PP de Badalona, Xabier García Albiol, que aspira a arrebatar la alcaldía al PSC, reparte en el mercadillo semanal de La Salut un panfleto que contiene un mensaje xenófobo. Una fotografía publicada en la prensa de ciudadanos airados con la delincuencia local y que portan la pancarta: «No queremos rumanos». Lo hace, además, acompañado de la presidenta del PP de Cataluña, Alicia Sánchez Camacho.

El panfleto que incide en el deseo de seguridad para los barrios de Badalona, alterados por actos de delincuencia, contiene un mensaje implícito que relaciona a gitanos rumanos con la inseguridad y el acoso a los ciudadanos. El PP se ha dejado meter un gol.

De poco sirven las disculpas de Sánchez Camacho por la difusión de un cartel que, según ha asegurado, «no responde al lema del PP». Se ha visto obligada a defender cuestiones obvias, como que las nacionalidades no delinquen, sino las personas, y que de todo hay en la viña del Señor. Pero no vale.

Tampoco puede llevar el asunto a la facilona descalificación sin contemplar el problema. Badalona, tercera ciudad catalana en población, al abrigo del cinturón industrial de Barcelona, ha vivido numerosas transformaciones fruto de la ingente llegada de trabajadores de otros puntos de España, principalmente desde los años cuarenta, que multiplicó por cuatro su número de habitantes hasta mediados de los setenta. En los últimos años, la principal afluencia de nuevos ciudadanos es de origen extranjero, que pasó de un imperceptible 1,3 por ciento de su población hace veinte años a superar el 13 por ciento. Pero entre no abordar la dimensión de los problemas de integración y deslizar este panfleto hay un abismo.

No se trata de forzar el gesto, en un momento en el que han proliferado gritos infames contra el PP, simplemente de actuar. Un partido democrático no puede permanecer un segundo junto a un mensaje xenófobo. Lo de menos es que se trate de un reflejo de la calle, como sugería Camacho, y que el PP hubiera actuado como notario. Los partidos son los encargados sólo de proponer soluciones, y de aplicarlas, si pueden. A un año de las municipales, más les vale librarse de la tentación.

Chelo Aparicio

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