Este lunes, los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, serán trasladados del altar mayor de la basílica del valle de Cuelgamuros al cementerio de San Isidro en Madrid, donde serán depositados junto a varios de sus familiares.
La operación, llevada a cabo con la máxima discreción, comenzó a primera hora de la mañana a puerta cerrada y sin presencia de autoridades ni prensa.
El templo permanece cerrado al público desde el sábado para preservar la intimidad y evitar que se repita la situación vivida con el traslado de los restos del dictador Francisco Franco en 2019.
Durante el acto, solo están presentes los familiares de Primo de Rivera y no ha asistido ningún representante del Gobierno, aunque sí de Patrimonio, al que pertenece el mausoleo.
La exhumación cumple con la Ley de Memoria Democrática
La exhumación llega seis meses después de la entrada en vigor de la ley de Memoria Democrática, que establece que el antes conocido como Valle de los Caídos se convierta en un cementerio civil donde solo podrán yacer los restos mortales de personas fallecidas a consecuencia de la guerra y se reubicarán aquellos restos que ocupen un lugar preeminente en el recinto.
La familia de Primo de Rivera solicitó al Gobierno la exhumación de sus restos el pasado mes de octubre. Ahora, en el día que se cumplen los 120 años del nacimiento del fundador de Falange, llevarán a cabo el traslado para cumplir la voluntad manifestada en su testamento.
La Fundación Francisco Franco ha mostrado su «más enérgica repulsa» por la exhumación de este lunes, la cual ha catalogado como «profanación» y «una nueva acción ruin y guerracivilista» del Gobierno. Por ello, se ha conjurado para mantener «viva y presente» su memoria y su obra.
El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, defendió el traslado como un paso más en lo que están haciendo con el Valle de Cuelgamuros para que no se homenajee allí a ninguna persona ni a ninguna ideología que evoque a la dictadura, tal y como manda la ley de Memoria.