sábado, abril 20, 2024
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Todo lo que Andalucía debe considerar para legislar el futuro de su parque automotriz (Parte 1)

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David Durán
David Durán
Periodista, escritor y comentarista, especializado en el motorsport y e-sports. Corresponsal en Andalucía para Estrella Digital.

El mundo cada vez está acelerando a pasos agigantados hacia la electrificación de los coches, ya sean los coches con fines comerciales como los vehículos de particulares, como nuestros turismos del día a día. En todo el mundo, los fabricantes cada vez se están lanzando de manera más decidida ya sea por soluciones híbridas de diferentes tipos (no enchufables, enchufables, mild hybrid, utilizando diversos conceptos) o una apuesta clara por lo eléctrico. También está, por supuesto, la opción del hidrógeno es también interesante, buscándose desarrollos más allá de la pila de hidrógeno ya conocida en algunos modelos. Y esta es una cuestión importante para todos los políticos de Andalucía.

Ahora bien, ante el progreso y el desarrollo tecnológico, nos encontramos ante un obstáculo: la realidad. Y lo cierto es que en el mundo no todos pueden hacer frente o tienen medios para realizar esa transición hacia el vehículo eléctrico. Ocurre en todo el mundo, pero esto es especialmente cierto en España, donde las infraestructuras para ello, en comparación con otros países de Europa, están en pañales.

De hecho, a duras penas existen redes de infraestructura para vehículos de hidrógeno excepto para usos industriales. Al mismo tiempo, otros medios, como los motores GLP (gas licuado de petróleo) y GNC se han quedado, pero como energías alternativas muy minoritarias. Todo esto afecta a Andalucía en gran medida por un sencillo motivo: el poder adquisitivo (o falta de ello), unido a la antigüedad del parque automovilístico, así como la propia estructuración de las ciudades españolas, lleva a que la plena electrificación va a tardar mucho en llegar. Si es que llega.

La cuestión aquí es que, teniendo en cuenta no solo el incierto devenir del mundo del automóvil sino también la situación económica, tecnológica y social de Andalucía, se ha de legislar de manera acorde. Es decir, con criterios propios y adaptados, no con las mismas directrices para legislar en Madrid o Barcelona, cuya situación es distinta en muchos casos y su red de infraestructura tiene bastante poco que ver.

Lamborghini V12 Hybrid
Motor V12 híbrido de Lamborghini desvelado en marzo de 2023.

Coches modernos

Por un lado, no hay que desprestigiar los beneficios de las soluciones electrificadas en vehículos modernos. Tanto el avance en materia de emisiones como la ayuda que ofrece el hecho de tener motores eléctricos hace que los coches que tenemos en los concesionarios actuales sean mucho menos contaminantes que los pequeños utilitarios que utilizábamos hace 20 años. Y es que, aunque gasten poco y sus emisiones de CO2 sean menores, la realidad es que su huella de carbono es significante.

No nos vamos a detener en todas las ventajas de un coche eléctrico – energía limpia, entrega de potencia y par motor inmediata y lineal y recarga más económica que un coche de combustión, entre otras muchas. Eso sí, hay que tener en cuenta varios de sus inconvenientes: mayor peso de los vehículos, en la actualidad un coste mucho mayor, autonomía muy restringida y sobre todo una mayor lentitud a la hora de repostar…cuando se encuentra un poste de recarga.

Cierto es que los coches eléctricos están evolucionando a grandes pasos en los últimos diez años, sobre todo en lo que a autonomía se refiere. Ahora bien, las baterías de litio son un elemento muy pesado que compromete el comportamiento del vehículo, ya sea un utilitario, un SUV o incluso un superdeportivo. Además, aunque se haya avanzado en autonomía, aún distan mucho de las distancias que pueden llegar a cubrir los coches de combustión en un solo depósito. Hay algunos que se acercan…los cuales son algunos de los coches más costosos del mercado actual y aún así están algo lejos.

Motor Peugeot Hibrido
Motor híbrido que monta el Peugeot 5008 actual.

No se trata de vender humo…sino de no soltar demasiado

Como se explica en este vídeo, el hecho de que un coche antiguo, de motor pequeño y ligero tenga poco consumo y pocas emisiones no lo hace respetuoso con el medio ambiente – para nuestros estándares actuales. Sí lo hacía para los estándares de la época, la normativa Euro 3 a principios de este milenio, siendo mucho menos restrictiva que las sucesivas Euro 4 y Euro 5 hasta llegar a la actual Euro 6, vigente desde 2014.

Gracias a Euro 6, todos y cada uno de los coches homologados en el mercado actual, ya sean de gasolina, diésel, o híbrido, cuentan con unas emisiones mucho menores. En el verano de 2025 entrará en vigor la nueva normativa Euro 7, la cual será aún más restrictiva con las emisiones contaminantes que el baremo utilizado hasta el momento. En la Euro 7, las emisiones de los coches de gasolina y los de gasóleo deberán ser equivalentes después de haberse notado diferencias notables con normativas de emisiones anteriores.

También es preciso mencionar que en aquellos años, y hasta no hace demasiado, se utilizaba el ciclo NEDC para calcular tanto el consumo como los gramos de CO2 por kilómetro que se expulsan a la atmósfera. Ahora bien, este ciclo NEDC se realizaba con un uso del vehículo muy diferente al que se realiza en un uso habitual a unas velocidades corrientes, tanto urbanas como extraurbanas. En la actualidad se utiliza el ciclo WLTP, mucho más realista en lo que a emisiones de CO2 se refiere – y que tuvo un impacto en el impuesto de matriculación de muchos vehículos nuevos hace algunos años, encareciendo el producto final.

La clave aquí está en las emisiones en particular. No hacemos referencia aquí al CO2 sino por ejemplo al monóxido de carbono (CO) que también expulsan los coches de combustión. Los óxidos de nitrógeno (NOx), los hidrocarburos no quemados y las partículas de hollín son los elementos verdaderamente contaminantes en coches de combustión – y son estos los que se han ido atajando con las diferentes emisiones.

Ahora bien, los vehículos de un parque automovilístico anticuado, como es el caso más concreto de Andalucía, no responden en buena parte a la normativa Euro 6 de modo que expulsan en mayor cantidad tanto NOx como hidrocarburos, monóxido de carbono y hollín en comparación con los coches modernos.

Este baremo es el que utiliza la Dirección General de Tráfico para su sistema de etiquetas (B, C, Eco y 0). El criterio obedece a los niveles de NOx dado que estos son los más dañinos para el ser humano, habiéndose reducido con medida como los filtros antipartículas y los catalizadores con Adblue para coches diésel (antes de su obligatoriedad, los coches de gasóleo emitían hasta diez veces más que en la actualidad con Euro 6).

Reunión Dgt 2019 España Andalucía

En Andalucía

En Andalucía, el envejecimiento del parque automovilístico es claro, a pesar de que se va renovando de forma natural. Muchos coches superan los 15, 20 o incluso 25 años de edad, un atraso significativo con respecto a otras partes de España – y no digamos de Europa. Dejando a un lado casos particulares como los coches clásicos, muchos de estos coches muestran un claro envejecimiento y no siempre tienen un mantenimiento correcto. Si es verdad que se ve por toda España, en Andalucía se nota más que en otras partes.

De hecho, muchas veces no han recibido la atención o mantenimiento ideal de manera que, si cuando eran coches nuevos pasaban por los pelos el límite de Euro 3 (dado que crear motores más respetuosos implica un gran sobrecoste tecnológico, ocurriendo lo mismo hoy día con los coches que responden a Euro 6), en la actualidad algunos de ellos están muy por detrás de los estándares actuales. Además, los coches de la era Euro 3 no estaban programados para mantener esas cifras de contaminación, cosa que sí ocurre con los actuales de la normativa Euro 6.

De nuevo, esto se puede encontrar en todas partes de España, pero en Andalucía es donde más se da. Ya sea en las zonas rurales o en zonas urbanas, el hecho de que la renta per cápita sea inferior, por lo general, a otras partes de España lleva a que se invierta menos en el automóvil. En el caso de zonas rurales o pueblos de montaña de Andalucía, es habitual ver coches con 30 e incluso 40 años de antigüedad aún en funcionamiento – eso sí, en Andalucía al menos es común que estén bien mantenidos en talleres, influenciados por la afición al motor con ejemplos como rallyes regionales o subidas de montaña.

Por otro lado, para muchas familias de Andalucía se prefiere invertir en el sector inmobiliario antes que en el sector automovilístico – es decir, por lo general se prefiere contar con una segunda residencia, digamos una casa en la playa, antes que contar con uno o dos vehículos nuevos o de mayores prestaciones. Dado que un automóvil cuenta con una gran devaluación con el paso del tiempo – salvo ciertos modelos, los llamados coches de coleccionistas ya sea por sus prestaciones o sobre todo por su rareza y exclusividad – apostar por una inversión inmobiliaria es mucho más seguro.

Pero lo grave es que muchas familias que residen en Andalucía no pueden permitirse renovar sus coches de hace 15, 20 o 25 años – más cuando asistimos a un ascenso galopante de los precios de coches nuevos, incluso los de combustión tradicional. El tipo de coches que hace no demasiado tiempo podía rondar los 20.000 euros de precio de tarifa ahora se sitúan en torno a los 25.000 o 30.000 euros según que modelo, descuentos aparte. Un ascenso que se suma a las cada vez más costosas reparaciones una vez se termina la garantía o no son cubiertas, a menudo reparaciones relacionadas con los sistemas electrónicos cada vez más complejos que incorporan.

Todo esto lleva a que, de manera casi catastrofista, muchos residentes en Andalucía traten de extender todo el ‘jugo’ de sus coches, alargando todo lo posible su vida útil. También se ha incrementado el precio de los coches de segunda mano mientras que, cuando se quiere tratar de vender el vehículo antiguo, muchas veces se corre el riesgo de que se malvenda por diferentes factores.

Muchos usuarios y conductores de Andalucía, exactamente igual que en otras partes de España, desconocen también para que se utilizan todos los microchips y toda la electrónica presente en los coches modernos. Muchos de ellos están conectados a los sistemas de ayuda avanzada a la conducción (es decir, sistemas ADAS) que suponen un gran avance en seguridad activa, pudiendo evitar accidentes o mitigando las consecuencias si se llegan a producir.

En este sentido, los coches actuales han dado grandes saltos en materia de seguridad – ahora bien, muchos conductores son inconscientes de lo que pueden llegar a hacer o cómo actúan. Por tanto, es tarea de los legisladores asegurarse de que los conductores, los responsables directos de la seguridad en la conducción, tengan la mayor información posible acerca de los ADAS. Asimismo, sigue siendo una asignatura pendiente la de formar a los conductores para continuar con la tarea de reducir accidentes de tráfico, reduciendo así tanto víctimas graves/mortales como el gasto público en mantenimiento de las carreteras.

Por todo ello, tanto el Gobierno de España como la Junta de Andalucía tienen el deber de legislar teniendo en cuenta estos factores, ofreciendo una flexibilidad que obedezca a las diferentes necesidades de los diferentes habitantes españoles y andaluces. Un verdadero reto en una auténtica carrera hacia la electrificación – una carrera que desde muchos sectores, incluyendo en la propia automoción, ven como demasiado precipitada.

(Sigue en la parte 2).

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