sábado, julio 27, 2024
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Los Mossos d’Esquadra, de agentes violentos a héroes del pueblo catalán

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Lo que este domingo 1 de octubre fueron abrazos, vítores y aplausos, en el pasado -hace menos de seis años- fueron abucheos, críticas y golpes. Los denostados -hasta hace dos días- Mossos d'Esquadra han conseguido con su pasividad durante la celebración del referéndum ilegal que la población catalana olvide su oscuro pasado. En la memoria: los 'casos' de Ester Quintana y Juan Andrés Benítez. La primera,perdió un ojo tras recibir el impacto de una pelota de goma disparada por un escopetero del cuerpo de seguridad autonómico, durante la Huelga General del año 2012. El segundo, un empresario catalán, falleció tras ser reducido de manera violenta por seis mossos. Además, los últimos fallos en la prevención del atentado yihadista, que acabó con la vida de 16 personas, también contribuyeron a aumentar la mala fama de este cuerpo dentro de la sociedad civil de Cataluña. Pero todo esto es agua pasada, el independentismo lo puede todo y ahora los Mossos d'Esquadra son los héroes del pueblo.

El desalojo de la Plaza de Cataluña en Barcelona tras el surgimiento del movimiento 15M puso en la picota mediática a los antidisturbios de la policía catalana. En ese momento, la «resistencia pacífica» de todos los acampados fue vista como una amenaza y los Mossos d'esquadra no dudaron en emplear la fuerza para desocupar la zona. «La policía siempre gana», afirmó en aquel entonces un comisario del cuerpo. Las imágenes de la gente huyendo de las porras y los golpes de los agentes de la ABM (Área de Brigada Móvil) por las calles de la Ciudad Condal dieron la vuelta al Mundo. La excesiva violencia empleada por los antidisturbios fue criticada por una gran mayoría de la sociedad catalana. Ahora, seis años más tarde esa resistencia pacífica ya no resulta una amenaza para los Mossos, que decidieron no emplear la fuerza para desalojar los colegios electorales el pasado 1-O.

El asentamiento del 15M fue el caldo de cultivo que sirvió para convocar una Huelga General el pasado 14 de noviembre del año 2012. Esa fecha, es un día negro para el cuerpo de seguridad autonómico catalán. Ester Quintana, una de las manifestantes que aquella tarde protestaba por la situación laboral del país, recibió el impacto de una pelota de goma lanzada por un mosso d'esquadra. A consecuencia del disparo, Quintana perdió la vista y el Ministerio del Interior tuvo que indemnizarla con más 200.000 euros. En la manifestación participaron muchos votantes de la CUP, de hecho, la formación independentista denunció la desmedida actuación policial. Ahora, aquellos que sufrieron los golpes de los Mossos aplauden la pasividad de los mismos para evitar una consulta ilegal.

Después de lo sucedido el 14N del año 2012, la fama de violentos que pesaba sobre la policía catalana alcanzó su momento más álgido en 2013. El 5 de octubre de ese año, los golpes, puñetazos, rodillazos, patadas diversas y muchos gritos de dolor fueron los protagonistas de una intervención policial de los Mossos d'Esquadra, que acabó con la vida del empresario Juan Andrés Benítez. Seis agentes se enfrentaron a una pena de once años de prisión tras ser acusados de homicidio con dolo eventual, que quiere decir que, a pesar de no tener intención directa de matarlo, eran conscientes de que con su actuación podían provocarle la muerte. Al final, tras pactar con la Fiscalía lograron evitar la cárcel al condenarles a 1 año y nueve meses de prisión. Además, no fueron expulsados del cuerpo, aunque tienen prohibido patrullar hasta el año 2021.

Estos dos casos han sido los más mediáticos, pero la realidad es que la mala fama de los Mossos d'Esquadra entre la población catalana es un hecho contrastable con datos. A pesar de ser un cuerpo de seguridad muy hermético, en el año 2011 salieron a la luz algunas cifras devastadoras para la reputación de la policía catalana. Según cifras oficiales, el 62% de las denuncias contra mossos acaban en juicio, o lo que es lo mismo, dos de cada tres. 

La inacción, protagonista el 1-O

Tenían órdenes directas de intervenir, de hecho, eran los responsables de precintar los supuestos colegios electorales donde se iba votar, ilegalmente, la secesión de Cataluña. El Ministerio del Interior y el jefe del dispositivo de seguridad el coronel, Pérez Cobos, habían sido muy claros con el 'enviado' de Josep Lluís Trapero, 'major' de los Mossos, a las reuniones previas: debían ser los primeros en actuar. Pero Trapero y los suyos rechazaron el papel protagonista por el de mártir. Los responsables aseguran que trabajaron “cumpliendo escrupulosamente” la orden de la magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, Mercedes Armas, que solicitaba a los Mossos adoptar las medias necesarias para impedir la votación, pero “sin afectar la normal convivencia ciudadana”. 

A primera hora de la mañana del pasado domingo, los Mossos solicitaban mediante un escrito los refuerzos de la Policía Nacional y la Guardia Civil porque la situación era incontrolable. Pero la realidad es que detrás de esta solicitud se encontraba la pasividad y la condescendencia de la policía catalana con los independentistas. La inacción de los mossos, los enfrentamientos protagonizados con algunos 'colegas' de la Guardia Civil y las viralizadas imágenes de algunos agentes del cuerpo de seguridad autonómico llorando en las puertas de los colegios electorales han sido la mejor propaganda para un cuerpo policial que no contaba con el favor de la sociedad catalana por su extrema violencia.

Antes del referéndum ilegal sobre la secesión de Cataluña, la última gran intervención de este cuerpo de seguridad fue la relacionada con los atentados yihadistas de Barcelona del pasado mes de agosto. Esta operación puso en entredicho la labor de los Mossos d'Esquadra y no precisamente por la pasividad mostrada el 1-O, sino por todo lo contrario. La reactividad de los agentes a la hora de dar caza a los autores de los ataques terroristas estuvo cerca de poner en peligro la investigación de los mismos. Uno a uno, los yihadistas fueron abatidos por los mossos en vez de detenerlos para que prestasen declaración. Además, la policía catalana cometió el error de tratar como un bulo una información que alertaba de la existencia de un furgoneta en la que viajaba uno de los terroristas. 

Carlos Lospitao

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