El constante aumento de precio que los alimentos están experimentando desde mediados de 2022, ha llevado a muchos consumidores a cambiar sus hábitos. Dando prioridad en su cesta de la compra a las marcas blancas, en detrimento de marcas clásicas que siempre habían gozado de un mayor favoritismo entre el público.
Según un estudio de Kantar Worldpanel, dos de cada diez cestas de la compra en España se llenan ya únicamente con las marcas propias de los supermercados. El año pasado, estos productos supusieron un 43,7% de las compras en alimentación realizadas por los españoles.
Las marcas blancas han derribado mitos
Durante décadas, las marcas blancas fueron las grandes olvidadas. Aunque los consumidores recurrían a ellas, no eran muchos los que estaban dispuestos a admitirlo. Pero con la llegada de la crisis de 2008, los hábitos de consumo empezaron a cambiar.
Muchas personas perdieron poder adquisitivo y se vieron abocadas a tener que comprar productos de alimentación más baratos. Probaron entonces las marcas blancas, y comprobaron que la calidad de estos productos no era tan baja como llevaban años creyendo.
Eso, unido a la expansión de supermercados como Mercadona o Lidl, que potencian al máximo sus propias marcas, ha convertido a las marcas blancas en las protagonistas indiscutibles de muchas cestas de la compra.
Buena prueba de ello es que los supermercados han realizado una importante labor de impulso de sus marcas propias, mejorando tanto la calidad de los productos en sí mismos como su marketing. Ahora, los productos de su marca tienen un espacio destacado en las estanterías.
Para las grandes cadenas de distribución, vender más productos de marca blanca es sinónimo de obtener más beneficios, ya que el margen que aportan es mayor.
Las marcas “de toda la vida” están quedando relegadas
El auge de las marcas blancas está afectando a las marcas de alimentación tradicionales. Bimbo, Coca-Cola o Danone, entre otras, han visto caer sus cifras de ventas.
Las consecuencias no se han hecho esperar. La planta de Danone en Parets del Vallès ha anunciado su cierre definitivo, mientras que la planta de Bimbo en El Verger también va a cerrar sus puertas. A ello se suman los despidos anunciados por Coca-Cola en sus plantas de Madrid y Barcelona.
A pesar de su creciente interés por los productos de marca blanca, los consumidores encuestados manifiestan que no han dejado de lado a las grandes marcas porque ya no les gusten sus productos, sino porque no pueden asumir la subida de precio de los últimos meses.
Esto ha generado conflictos incluso entre distribuidores y marcas. Hace unos meses, Carrefour confirmaba que retiraba de sus tiendas en Europa los productos de Pepsico, por la fuerte subida de precios que habían experimentado.
Los consumidores comprarán más marcas blancas en 2024
El informe de Kantar pone de manifiesto que el interés por las marcas blancas no va a decaer a lo largo de este año. Los precios de la alimentación continúan subiendo, aunque ahora lo hacen de manera más moderada que hace unos meses, y los consumidores siguen teniendo que buscar alternativas para llenar la nevera a un precio más bajo.
Por otro lado, a medida que las marcas blancas se hacen populares, también tienen un fuerte impacto en la capacidad de atracción de los supermercados que las venden.
Productos como los yogures de Danone pueden adquirirse en cualquier establecimiento, pero quien prefiere los yogures Hacendado tiene que acudir sí o sí a Mercadona, y los que prefieren los yogures de Dia Láctea tienen que hacer la compra de estos necesariamente en Dia.
Este fenómeno podría llevar a las cadenas de distribución que todavía no están potenciando su marca blanca, a incrementar sus esfuerzos en esta materia. Porque sus propios productos pueden convertirse en su mejor vía de ingresos.