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EEUU versus Rusia: la estrategia del reset

El fenómeno Obama fatiga, tantas iniciativas, tanta seriedad, tanta renovación acaba convirtiéndose en rutina y el público quiere emociones nuevas. El funeral del rey del pop, la legada de Cristiano, los trajes y los escaloncitos de Camps desplazan a un segundo plano el viaje del presidente Obama a Rusia, al G-8 en Italia, al Vaticano y finalmente a África, que supone una delicada asignatura para un presidente de Estados Unidos hijo de africanos.

Este viaje de Obama es tan importante o más que los anteriores. Un viaje, en primer término, para hablar con los rusos y cambiar la agenda de relaciones con ese país. La actual Rusia no es la vieja Unión Soviética, el otro gran bloque de la segunda mitad del siglo XX, pero es la Rusia eterna, que además cuenta con el segundo ejército del mundo en potencia destructiva nuclear.

Rusia es el 1 del G-7+1, no es un país rico, pero sí una nación poderosa. No es miembro del incipiente G-2, el 2 será China, porque pronto será la segunda gran potencia del mundo, pero no se puede prescindir de Rusia para nada serio.

El presidente Obama no ignora esa realidad y se ha reunido con su par ruso, el presidente Medvedev (que es bajito) y con el primer ministro Putin, para reordenar la agenda de las relaciones entre ambos países y establecer nuevas prioridades.

Los recelos rusos frente al coloso del otro lado del atlántico nunca desaparecerán, forman parte del paisaje; pero es posible cultivar una confianza recíproca para una cooperación que reste tensión y que propicie soluciones en otras zonas (Asia, África, Oriente Próximo...) en el ámbito internacional.

La visita ha satisfecho a ambas partes, va a propiciar cerrar los acuerdos para seguir desarmando cabezas nucleares y restar capacidad de destrucción masiva y puede facilitar colaboraciones inmediatas para objetivos comunes, por ejemplo para arrinconar a algunos terroristas y pacificar Asia central, algo que interesa tanto a rusos como a norteamericanos.

La prensa española apenas ha dado relevancia a la visita porque queda lejos y porque asuntos locales irrelevantes ocupan todo el espacio. Pero la noticia del día no es otra que esa visita, los encuentros entre esos líderes y los acuerdos que de ellos se deriven.

Fernando González Urbaneja

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