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El juramento y otros deslices de la coronación

El diablo las carga y el presidente Obama decidió que era conveniente repetir el juramento que había hecho el día anterior ante un millón largo de personas y las cámaras de televisión. Algo que sorprendió a un puñado de periodistas que cubren la Casa Blanca y que fueron convocados de urgencia para ver el bis. Sin televisión, sin Biblia y sin Michelle Obama.

Los juristas coinciden en que el juramento del martes había sido totalmente legal, el presidente de la Corte Suprema había cometido un desliz nimio en el que arrastró a Obama: al entonar la fórmula de la prestación cambió ligeramente de lugar el adverbio "fielmente". No alteraba el significado ni el compromiso del presidente, pero estamos en el país de las reclamaciones judiciales paralizantes, ya hubo intentos de parar la candidatura de Obama alegando falsamente que no había nacido en Estados Unidos y el asesor jurídico de la Casa Blanca quiso cortar de raíz cualquier maniobra de esos partidarios de la conspiración que podrían aducir más tarde que el juramento había sido incorrecto y, en consecuencia, los actos posteriores del presidente también.

El tema era tan serio que Obama accedió a la repetición.

Otro desliz cometió un par de días antes la señora del vicepresidente Biden. Entrevistada con su marido en el programa de Oprah Winfrey, soltó que Biden pudo escoger entre ser vicepresidente o secretario de Estado. Ella aconsejó que aceptara lo primero porque así vería mucho más a la familia. La confesión deja en mal lugar a Hillary Clinton, que se entera que ella no había sido la primera candidata para dirigir la diplomacia.

Noticia es asimismo la caída del cartel de Carolina Kennedy para sustituir como senadora de Nueva York a Hillary. Tenía que nombrarla el gobernador, estaba bien colocada y renunció sorprendentemente. La impresión es que lo hizo impulsada por su pobre actuación la primera vez que hace días se enfrentó a la prensa. Hubo cierta decepción. El desliz aquí fue su premioso desenvolvimiento. Los críticos le contabilizaron decenas de veces en que después de cada tres palabras utilizaba la muletilla you know ("bueno, sabe usted..."). Habían comenzado las chanzas sobre el tema.

El último fallo es el del águila. El organizador de la solemne ceremonia del martes tenía planeado soltar, instantes antes de la aparición de Obama, un águila majestuosa amaestrada que volase sobre la muchedumbre. El imponente animal movió un poco las alas pero se negó a echar a lanzarse al aire. Inconsciente del momento histórico, no asumió su responsabilidad y destruyó un buen golpe de efecto.

Inocencio Arias

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