Rosa Díez despeja la incógnita
Las dudas planteadas en las tomas de contacto con los candidatos a lehendakari y, en concreto, el proceso de negociación entre socialistas y populares para propiciar el cambio en Euskadi abrió una vía de desconfianza en el proyecto político que llevó a considerar la abstención como la opción más atractiva para UPyD. No había certeza en la determinación de los protagonistas para emprender el cambio, más allá del relevo en el poder del nacionalismo.
La nueva formación política, vista con simpatía en el País Vasco por algunos descontentos con la estrategia socialista en los ultimos años y en sectores de un PP afectado por la marcha de María San Gil, pasó de ser decisiva en los primeros días, tras el escrutinio, a no serlo con la conquista del escaño 25 por parte del PSE. La suma de los parlamentarios socialistas con los 13 del PP otorgaba la mayoria absoluta a Patxi López. Esta circunstancia provocó un viraje en la actitud de UPyD, alimentada por el desdén que tanto el PSE-PSOE como el PP mostraron hacia el partido de Rosa Díez.
Sin embargo, Fernando Savater, principal impulsor de la alianza de constitucionalistas en Euskadi, como alternativa al nacionalismo, y alma mater de UPyD, había anunciado el apoyo del partido pocos días después de la jornada electoral. En una entrevista en ESTRELLA DIGITAL (06/03/09), Savater exponía con firmeza: "Para nombrar a Patxi López lehendakari no habría que poner ninguna condición". Otra cosa -decía- sería respaldar sus políticas a priori.
Las semanas posteriores hicieron patente el silencio de UPyD, en medio de un ruidoso vaivén de declaraciones: las quejas y descalificaciones de la nueva fórmula por parte del PNV, y las 'tomas de temperatura' de los principales aliados para el cambio. Durante semanas, callaba UPyD. Lo más que transmitían sus miembros era un escepticismo ante el nuevo gobierno y cierta incredulidad en la apuesta constitucionalista de sus protagonistas. No mostraban interés con el cambio defendido por el PSE y el PP, y algunos de sus votantes clamaban contra esa actitud.
La votación para la presidencia del Parlamento Vasco el pasado día 3 (primera parte del acuerdo del PSE con el PP), que designó a la popular Arantza Quiroga, no contó con el respaldo de UPyD. Aquélla decisión preludiaba la ulterior votación para la lehendakaritza. Pero sin necesidad de matar, sólo con sus amenazas, ETA ha vuelto a desvelar la carencia más básica. Después, la formación que se ha distinguido por abanderar la exigencia de igualdad entre los vascos ha hablado. Pero en el camino -y en la elección de la presidenta popular de la Cámara- dejó su silencio.