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La búsqueda de la libertad, la brújula que guió a los artistas de la evasión

Laura Manzanera volvía a ver la que probablemente es la mejor película sobre fugas de la historia del cine: La gran evasión. El cine y también la literatura han dedicado interesantes capítulos al tema de las fugas, de la pérdida de la libertad y del deseo de recuperarla. Papillón, Alcatraz, el Expreso de medianoche... "De repente se me ocurrió que era un tema atractivo para un libro. Empecé a investigar otras fugas espectaculares a lo largo de la historia, y encontré un filón", explica la periodista a ESTRELLA DIGITAL.

"La libertad no hace felices a los hombres, los hace sencillamente hombres", dijo una vez Manuel Azaña, y recordaba que aunque los hombres libres no tienen por qué ser felices, al menos tienen la oportunidad de encontrar su propia felicidad, una idea con la que la escritora catalana coincide plenamente. "Antes de leer tanto sobre evasiones ya tenía claro que la libertad es el don más preciado con que cuenta el ser humano; sin ella todo lo demás carece de sentido", explica.

Sin embargo, tras escribir el libro, Laura Manzanera llego a tres conclusiones principales: "Las fugas han trazado una historia oculta de las prisiones; la segunda idea que se desprende de la obra es que cuando alguien está dispuesto a lograr la libertad al precio que sea, es capaz de realizar lo imposible. Y por último, me planteo qué haría yo en el lugar de cualquiera de los protagonistas del libro", sostiene la autora.

Complicidad con los fugados

"¿Tendría el valor necesario para intentar evadirme?", se preguntó ella más de una vez mientras escribía la historia de estos artistas de la evasión. Esa complicidad es, según Manzanera, la que hace que nos pongamos de parte de cualquier prisionero que trata de escapar, "incluso aunque se trate de un asesino". A la hora de documentarse, Manzanera tuvo claro que lidiaba con un tema "tan antiguo como el ser humano". Y como ejemplo cita la fuga más famosa de la Antigüedad, la de Espartaco, el esclavo tracio que logró huir en el año 73 a. de C. de la ciudad de Capua y reunió a 100.000 hombres con los que llevó a cabo la mayor oposición a la autoridad romana en la península itálica.

La escritora y periodista recuerda que existe "casi una total falta de documentación hasta el siglo XVI, cuando empiezan a aparecer fugitivos con nombres y apellidos gracias a que algunos de ellos escriben su experiencia". Esa es, justamente, la época en la que arranca este libro, accesible y entretenido para cualquier lector.

El criterio principal para escoger las evasiones ha sido, en primer lugar, su espectacularidad. "Me atrevería a asegurar que todas, como reza el subtítulo de la obra, fueron realizadas por verdaderos 'artistas de la evasión'", afirma Manzanera. En segundo lugar, el libro incluye a personajes relevantes -tanto los que lo eran antes de fugarse como los que alcanzaron la fama gracias a sus evasiones- de toda condición: ladrones, estafadores y asesinos; presos políticos y prisioneros de guerra; esclavos, nobles, altos dignatarios y hasta reyes...

Además, la autora ha intentado que se viesen reflejadas "todas las épocas" y que apareciesen los presidios más emblemáticos: la Bastilla parisina, el Castillo de Sant' Angelo de Roma, la Torre de Londres, la cárcel de los Plomos de Venecia, la prisión de Alcatraz o el castillo de Colditz.

Escapar, sólo el primer paso

Como sostiene Laura Manzanera en el libro, escapar es, de hecho, el primer paso. Muchas de estas fugas son conocidas por el público pero pocos podrían decir qué pasó después de esas huidas. "La evasión no acaba ni mucho menos después de traspasar la alambrada o la puerta exterior de una cárcel. Ese es sólo el primer paso. A partir de entonces, el fugitivo debe llegar lo más lejos posible cuanto antes. Hay casos de huidos obligados a recorrer miles de kilómetros antes de encontrarse realmente a salvo", recuerda.

Los lectores que recorran las páginas de esta obra se encontrarán con historias verdaderamente curiosas, como la del rescate de Mussolini, en una zona casi inexpugnable que al final acabó siendo una brillante operación relámpago en la que no hubo necesidad de disparar. Fugas hay casi para todos los gustos, y también las hay emotivas y sobrecogedoras, como la ocurrida en la II Guerra Mundial, protagonizada por los prisioneros de Sobibor. "Casi 600 prisioneros de un campo de exterminio nazi protagonizaron una evasión en masa. Aunque terminó en una verdadera masacre y muchos murieron en el intento, es un testimonio único de resistencia a la adversidad. Puso, además, en tela de juicio la supuesta pasividad de la víctimas del Holocausto", explica la autora, para quien es difícil escoger entre todas estas historias.

"Además de Sobibor, hay otra fuga que es en sí misma un alegato a favor de la dignidad humana". Se trata de la fuga de Henry Box Brown, el esclavo negro que viajó casi seiscientos kilómetros escondido en una caja de madera, tras lo cual se convirtió en un símbolo del abolicionismo. Laura Manzanera también añadiría al ranking, "por su singularidad", la fuga de Alcatraz, por ser "la única" en que no pudo comprobarse si había tenido éxito o no. Los tres prófugos, simplemente, desaparecieron una noche sin dejar rastro. "Probablemente la verdad nunca llegue a saberse y eso hace que el mito siga vivo", recuerda.

El papel de la suerte

A la hora de escribir este ensayo, la autora no pudo ni quiso dejar de lado el papel de la suerte en la historia de estas fugas. Para que cualquier fuga llegue a buen puerto son indispensable tres factores: el coraje de llevarla a cabo; el ingenio para cavar túneles, obtener disfraces o limar barrotes sin los instrumentos adecuados, y la paciencia, pues las evasiones no son de un día para el otro, algunas tardan meses y hasta años de trabajo para ponerse en práctica. El lector pronto comprueba que todos estos requisitos "sirven de poco si no van acompañados de suerte". "Si un guardián se gira cuando no se espera que lo haga o se calculan mal los metros hasta la puerta, la evasión se frustrará", cuenta la autora.

Además de la lectura histórica, Grandes fugas. Artistas de la evasión es también un emotivo homenaje a todos los hombres que lograron la ansiada libertad y, por supuesto, a los que no lograron cumplir ese sueño. La lectura más importante de la obra es que para todos aquellos que estén empeñados en sobrevivir, en conseguir su libertad, no parece que haya casi nada imposible. Laura Manzanera da buen testimonio de ello en una entretenida obra que, en pleno siglo XXI, nos recuerda la importancia de la palabra libertad.

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