Francis Ford Coppola cumple 70 años a punto de estrenar nueva película
Con grandes éxitos y enormes fracasos en su carrera, el director Francis Ford Coppola ha sabido sobreponerse a todos ellos y, entre películas de encargo y proyectos personalísimos, llega el martes a los 70 años con una de las carreras más eclécticas e interesantes de Hollywood.
Nacido en Detroit, el 7 de abril de 1939, en el seno de una familia de ancestros italianos, es hijo de Italia Pennino y del compositor y director de orquesta Carmine Coppola, que colaboraría en algunas de las bandas sonoras de sus películas.
Trasladada la familia a Nueva York, Coppola pasó su infancia en Queens y a los 9 años cayó enfermo de poliomielitis, enfermedad que le mantuvo un año en la cama, periodo durante el cual se entretenía creando obras para marionetas y películas familiares en Súper 8.
En 1960, Coppola se graduó en la Universidad Hofstra y de allí hizo una especialización de Bellas Artes en dirección cinematográfica en la Escuela de Cine de la Universidad de California, en Los Ángeles. Aunque había realizado varios trabajos como director, su debut en el largometraje fue con Dementia 13, de la que fue director y guionista, una labor que realizaría tanto para sus propias producciones como para las de otros.
Y tras una par de trabajos en los que no llamó especialmente la atención, llegó El Padrino, en 1972, una joya del cine, que marcó un antes y un después en los filmes sobre la mafia y que es considerada la segunda mejor película de la historia por el Instituto de Cine Americano, sólo superada por Ciudadano Kane.
La saga de 'El Padrino'
Coppola no estaba convencido de llevar a la gran pantalla el best-seller de Mario Puzzo, pero finalmente se embarcó en un proyecto que le lanzaría a él y a Al Pacino al estrellato y que se convertiría en una de las más taquilleras de todos los tiempos. Ya había ganado un Oscar como guionista de Patton (1970) y El Padrino le proporcionó el segundo, también por el guión -así como el de Fotografía y actor para Marlon Brando- y todo el reconocimiento que pudiera desear.
Eso le permitió roda a continuación La conversación (1974), un cambio radical de género, que fue su primer gran fracaso comercial pero que fue bien recibida por la crítica (ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes) y que con el paso de los años se considera como una de sus mejores películas. También en 1974 llegó El Padrino II, que a pesar de que recaudó mucho menos que la primera, consiguió tres Óscar (el primero de Coppola como director, así como el de mejor película y guión) y le permitió meterse en un proyecto que acabaría siendo una auténtica pesadilla.
El rodaje de Apocalipsis Now, adaptación de la compleja novela El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, fue un infierno en el que se sucedieron todos los problemas -técnicos, económicos, personales y climatológicos- imaginables.
El presupuesto se disparó, el protagonista -Martin Sheen- sufrió un infarto, los decorados quedaron destrozados por una tormenta tropical, el rodaje se eternizó y las labores de post producción no se quedaron atrás. El resultado es una película oscura, compleja y difícil, con unas interpretaciones impresionantes (especialmente de Marlon Brando), una fotografía y música espectaculares, que fue inmediatamente considerada una obra maestra y que se llevó otra Palma de Oro de Cannes.
De un musical a 'Drácula'
Pero tras este complejo proceso, Coppola se metió en uno no menos complicado. El rodaje de la película que cambiaría su trayectoria profesional: Corazonada, un musical que fue un gigantesco fracaso comercial. Coppola perdió sus estudios, su casa y su patrimonio y tuvo que aceptar trabajos de encargo para poder pagar las deudas, como Cotton Club o Peggy Sue se casó, aunque también tuvo tiempo para realizar filmes tan estupendos como La ley de la calle y Rebeldes.
Sin salir aún de sus crisis económica decidió realizar la tercera parte de El Padrino (1990), mucho menor que las dos primeras en cuanto a calidad y ambiciones, que es recordada más por la mala actuación de su hija Sofía que por sus propios méritos o deméritos. Drácula de Bram Stocker (1992), Jack (1996) o Legítima defensa (1997) fueron algunos de sus siguientes trabajos, en los que siguió mostrando su genio pero no deslumbrando como antaño.
Ahora, a la espera del estreno de Tetro, Coppola se dedica también a la producción -como por ejemplo de las películas de su hija, que ha demostrado un gran talento como directora-, así como a la hostelería y a la restauración. Aunque tiene claras sus prioridades. "Amo el cine, me gustan otras cosas como el vino y la comida, pero el cine es mágico y eterno. Siempre aprendes cosas buenas".