Última hora

Rajoy juega a 5 sets

No hay nada más difícil para un partido que ha perdido unas elecciones que el reconocimiento, puro y simple, de la derrota. El PSOE ha perdido y una semana después, sigue dando explicaciones alejadas de la realidad. Blanco, que le ha cogido gusto al ministerio de Fomento y está más suelto, incluso bromista, se ha dedicado a hacer valoración a la baja del triunfo del Partido Popular, sin el menor espíritu de contrición por los resultados propios.

El resultado de las elecciones europeas ha sido bastante bueno para el PP y muy bueno para Rajoy. Territorialmente, el PP se blinda en sus feudos, Madrid, Valencia, Murcia y ahora Galicia. Crece significativamente en Andalucía, donde ha cerrado la brecha con el PSOE, reducida a 200.000 votos. Arenas, que vende una nevera a un esquimal, no ha explotado el importante avance, más de 133.000 votos conseguido por el PP de Andalucía, a los que hay que añadir el retroceso en 90.000 del PSOE, con la nueva cara de Griñán y con Chaves exiliado en Madrid, dando patadones al asunto de su hija.

El único punto negro, Cataluña, donde el PP no crece en porcentaje, mantiene el 18%, con un claro desgaste del tripartito aprovechado por los nacionalistas de CIU. La broma del día, la explicación de que la causa está en que no se ha cerrado el acuerdo de financiación con Madrid, por culpa de Zapatero. El ombligo de los políticos es más grande que el ruedo de la plaza de toros de El Puerto.

Lo demás se ha comportado conforme a la regla general, con las buenas noticias de la mejora sustancial en Castilla La Mancha y Baleares. El escenario europeo ha reafirmado la previsión de la victoria de los líderes del PPE, que se consolidan en sus Gobiernos a pesar de la crisis. Zapatero presume de la fortaleza del socialismo español en Europa, pero debería reconocer al mismo tiempo que, con Gordon Brown, es el Jefe de Gobierno que peor ha salido parado.

Rajoy ha jugado el tercer set del partido que se inició en el Congreso de Valencia. Las tres elecciones celebradas, gallegas, vascas y europeas le han salido muy bien y nadie va a saltar a la pista para jugar los dos set que le quedan, las municipales y autonómicas y las generales de 2012. Se cumple un año del Congreso de Valencia y treinta años de su entrada en política como concejal del Ayuntamiento de Pontevedra. Durante este tiempo, las pasiones que ha levantado son perfectamente descriptibles, pero ha demostrado su capacidad de resistencia y de supervivencia con todo tipo de personajes, desde José Luis Barreiro, pasando por Fraga hasta Aznar. Sus adversarios han demostrado poca capacidad y peor organización, subyugados por quienes en los cenáculos privados les pasan la mano por el hombro mientras les dicen al oído: -Rajoy no es líder. Tú sí que tienes carisma-. Y además hemos comprobado su escaso conocimiento de las estructuras de Génova y de las superestructuras de los barones regionales que mueven a los afiliados a toque de cornetín.

En el debe de Rajoy, el mal rollo de los avales, innecesario para quien tenía ganado el Congreso antes de saltar al terreno de juego, pero le venció a él y su equipo una cierta inseguridad que es característica del gallego. Los oponentes, unos no tenían entidad; otra no se atrevió a saltar, aún para perder; Rato, ni estaba ni se le esperaba y se ha comportado con una gran distancia que es sinónimo de elegancia. Aznar, llegó, vio, bramó y se fue, perdiendo el último tren de la política activa. Y, en consecuencia, ganó quien mantenía el equilibrio inestable de las distintas fuerzas y poderes que gravitan en la órbita popular.

En la calle, Rajoy sigue sin levantar pasiones, pero lo de Zapatero es de una levedad e ineptitud que ha inundado de preocupación de todos los sectores y ciudadanos sensatos. Se ha acabado el estado de gracia de su verborrea vacía. Lo insustancial de su política de gestos y nuevos derechos no cala ante la tormenta económica que estamos sufriendo y no transmite ninguna seguridad ni percepción de liderazgo para sacarnos de la crisis. La estrella de Bambi se apaga mostrando un gobernante muy radical en lo político y anticuado en su catecismo económico. La campaña que le endosaron a Juan Fernando López Aguilar, que a priori era un buen candidato, ha plasmado los espantajos que agitan los cerebros de Ferraz y que han fracasado frente a la buena campaña y sinceridad de Jaime Mayor, que ha sido, pese a algunos agoreros, un excelente cabeza de lista.

En conclusión, el PP tiene un suelo de seis millones y medio de votos, definidos y fieles que se movilizan sin fisuras. Quedan, más o menos, veinte meses para las generales de 2012 que es una eternidad en política. Pero Zapatero ha dado signos evidentes de que puede perder unas elecciones. Ratifica así el principio de que son los Gobiernos quienes pierden las elecciones. Rajoy, suma un set más y mantendrá los equilibrios en el PP. Sacará el mejor equipo en las municipales y autonómicas, no asumirá riesgos y dará a cada uno su sitio... siempre que no le incordien demasiado ni quieran empuñar la raqueta.

Ignacio del Río

Comentarios