sábado, septiembre 21, 2024
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El café moderno

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Antes tomábamos café aguado, de sabor amargo y muy negro. Eso si, además, servido en vaso. Es una infusión salida del café torrefacto, resultado del tueste con azúcares añadidos y quemados.

¡Cómo han cambiado las cosas! Ahora el café tiene un color avellana y crema. Un aroma afrutado. Todo servido en una taza de porcelana de diseño. Hemos descubierto el café expresso.

Ahora estamos dispuestos a pagar más por el café en lugares estupendos, lejos del antiguo ‘Bar de Pepe’. Estamos incluso dispuestos a prepararnos el café Nespresso en casa en cafeteras de diseño.

Esta transformación del café antiguo al moderno tiene una fecha de inicio. Es la de 1980 cuando se termina el monopolio estatal sobre las importaciones del café.

Con la liberación del monopolio llegaron las multinacionales y, sobre todo, las ‘Bodegas de Café’.

Y es que antaño no tuvimos cultura gastronómica general y por eso los ciudadanos preferían sabores muy contrapuestos, el amorgo y el dulce por contrarios extremos. Ahora nos hemos vuelto sofisticados en el paladar y apreciamos los sabores, los gustos, los aromas, los matices complejos.

Hay tantos modos de tomar café como países. En el Caribe el café se toma con una cáscara de limón, como a mi me gusta. En Italia se toma el expresso de pie. En Madeira el café es con canela. En el Próximo Oriente el café está aromatizado con especias. En Etiopía se sirve el café con una pizca de sal.

Ahora el café que consumimos en estos tiempos modernos es más suave. Es más cremoso en la taza, al estilo italiano o italianizante porgamos por caso.

La degustación del café empieza mirando las características de la crema. Si es oscura hay demasiado café o demasiado café torrefacto. Si es claro o la crema tiene una mancha blanca es que se ha molido muy fino o se ha hecho con temperatura muy alta. Si no tiene, el molido de los granos ha sido grueso, se ha hecho a temperaturas muy altas y/o con dosis bajas de café.

El café ideal tiene que tener un color crema avellana, espeso, su crema tiene que tener motas oscuras. Si le gusta azucarado utilice sobres, los terrones tardan más en disolverse.

El café bueno tiene que ser aromático y poco amargo. En el paladar tiene que dejar un rastro aterciopelado.

El café de origen arábico tiene aromas florales, miel tostada, caramelos. Tiene menos cuerpo y es más ácido y dulce.

El café de la variedad robusta tiene un sabor intenso, áspero, astringente, poco perfumado en el olor y tiene el doble de cafeína que el arábigo.

Es curioso a pesar de la modernización del gusto por el café se consume un 60% del café de la variedad robusta y ha ido disminuyendo la importación del café de la variedad arábica.

El consumo de café es de aproximadamente de un 63% de la población mayor de los quince años. Es bajo con respecto a otros países de nuestro entorno. Por ejemplo en Francia y en Italia el porcentaje ronda el 80%.

El café gourmet es hoy todavía y a pesar de George Clooney minoritario. El café torrefacto, el más barato, se sigue tomando, se toma sobre todo en el oeste español, en la raya con Portugal. Eso si ha desaparecido en otras zonas, por ejemplo en Cataluña.

Más datos el 80% de los españoles. Toman el café acompañado de la leche y el porcentaje sube al 85% cuando se trata de añadir azúcar. Toman el café hecho en cafetera de rosca en un 63%, de filtro el porcentaje es de un 21%, hay un 13 % que lo hace en cafetera Express y las dosis individuales apenas llega al 3%.

Para hacer el café perfecto(es un decir) tiene que saber que al abrir el recipiente que lo contiene pierde un 40% de su aroma en las ocho horas siguientes si no lo tapa. Y debe consumirlo en dos semanas.

Guarde el café en un recipiente cerrado, lejos de una fuente de calor y en un ambiente seco. El mejor lugar para guardarlo es en la nevera. Compre café mezclado de varias variedades diferentes.

El agua para el café es fundamental. Si es del grifo evite que sea dura, tenga exceso de cal y de cloro. Recuerde que una taza de café está compuesta en un 90% de agua. No introduzca agua caliente en la cafetera, espere que se caliente al fuego y/o en la máquina.

La taza que esté caliente. El material ideal es la porcelana. Y su base que sea cónica para que no rompa la crema. Huya del vidrio y el plástico que enfrían el líquido del que estamos hablando.

Y al final recuerde que el efecto de la cafeína en el cuerpo se despliega a la hora de haberse consumido el café.

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