Zapatero y los patos cojos
La idea parecía buena. Para evitar ser un “pato cojo” como Aznar, que fue rehén durante sus últimos dos años de Gobierno de las carreras en el hipódromo de su sucesión, Zapatero decidió mejor callar: no ponerse fecha de caducidad, ni sí ni no, para así manejar los tiempos y evitar que su partido se despistase en guerras internas por ver quién iba a heredar. El remedio ha sido mucho peor que la enfermedad. Durante los últimos dos años –y serán tres cuando lleguen las elecciones– el debate en el PSOE sobre el futuro sin ZP se ha agudizado. La incertidumbre sobre si se irá o no se irá, sobre cuándo y sobre quién, está siendo más corrosiva que la certeza de la fecha de caducidad de Aznar.
Esta semana, el debate ha ido –si cabe– a más. El detonante fue una comida con periodistas este miércoles, supuestamente en “off the record”, donde el ministro Ramón Jáuregui al parecer habló abiertamente sobre el tema. No es la primera vez que un alto cargo del Gobierno o del PSOE aporta esa versión. Pero sí la primera ocasión en que sus palabras, entrecomilladas pero sin citar directamente a su autor, aparecían de apertura de un diario nacional.
El jueves, El Mundo y La Vanguardia abrieron sus primeras páginas dando por hecho que Zapatero se irá. “No cabe ninguna duda, el candidato será Rubalcaba”, titulaba El Mundo sin decir quién era el autor de la frase. “Zapatero anunciará en otoño que no será candidato”, abría La Vanguardia. Público también contó algo parecido, en página interior. Las tres versiones difieren en algunos detalles importantes. La fundamental: si Jauregui dijo saberlo con certeza o simplemente hizo una especulación. De una manera o de otra, el resultado es igual: la semana triunfal de Zapatero, aquella en la que consigue pactar la reforma de las pensiones con los sindicatos y la patronal, se ve empañada una vez más por el eterno debate sobre su sucesión.