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Ucrania, en el centro de Europa

En la capital de Lituania, en Vilna, se ha celebrado a finales de noviembre una cumbre entre la Unión Europea (28) y seis países del Este para lograr un acercamiento entre ambos:  Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania. Sólo Georgia y Moldavia han firmado un preacuerdo de asociación. Armenia ya abandonó la idea de la asociación en septiembre pasado. Ucrania lo ha rechazado.

Rusia y la Unión Europea luchan por el espacio geopolítico y económico del Centro/Este , según se mire,  de Europa. Rusia intenta mantener los restos de la antigua área de influencia soviética creando una suerte de Unión Económica Euroasiática mientras que la Unión Europea promueve la llamada Asociación Oriental.  Así queda servido en bandeja el choque de bloques económicos competidores sobre un mismo espacio pero los actores tienen enfoques diferentes: así como el estilo de Rusia es más directamente político-estratégico el europeo es más tecnocrático.

Europa sigue con los brazos abiertos ante las dudas existenciales de Ucrania

La Unión Europea ofrece un Tratado de Asociación a Ucrania, una figura que, en otras circunstancias, es considerada un gran beneficio para los países que acceden a ella –aún sin promesas de una futura adhesión-  pero que en esta ocasión parece que no es incentivo suficiente para que este país, central para la estabilidad de Europa, considere estrechar sus lazos con la Unión Europea. Ucrania habrá sopesado sin duda el coste de adaptación de su industria a los exigentes estándares comunitarios.

Por su parte Rusia ha logrado retener a Ucrania, de momento, amenazándola con retorsiones en materia de importaciones y en el suministro del gas, medios de presión económica que están teniendo sus efectos pues el gobierno ucraniano ha decidido rechazar la firma del Acuerdo. Una victoria diplomática de Rusia, provisional, pues las circunstancias pueden cambiar. El rechazo al acuerdo con la Unión Europea ha sido a pesar de la presión de la oposición proeuropea al gobierno de Víctor Yanukóvich en las calles de Kiev. Este movimiento social proeuropeo muestra un deseo de cambio real de la sociedad ucraniana, y hasta de su gobierno, pero ha sido reprimido violentamente.

En este contexto, de abandono de Ucrania, podemos considerar que se ha escapado el “pez gordo” de esta red tendida por el Imperio económico-liberal de Europa cuyo objetivo geopolítico final parece ser la inclusión de una Rusia normalizada democrática y económicamente dentro de una Europa “del Atlántico a los Urales”. Eso sí, Europa sigue con los brazos abiertos ante las dudas existenciales de Ucrania manteniendo la oferta del acuerdo en las mismas condiciones, sin ceder a las presiones en favor de una mayor financiación que pedía Kiev por sus concesiones comerciales. En definitiva es una cuestión de libre determinación de cualquier país participar o no en organizaciones internacionales de integración: el pueblo de Ucrania tiene la palabra.

Julio Vives