Resistirse al rescate

Aumentan las voces que piden al Gobierno que solicite a Bruselas la línea de crédito necesaria para poner a flote nuestra renqueante economía. El famoso rescate. Rescate que como es bien sabido apareja durísimas condiciones de ajuste. Lo hemos visto en el caso de Irlanda, Grecia y Portugal. Recortes de pensiones y salarios, despidos masivos de funcionarios, reducción del tamaño de las diversas administraciones públicas, cumplimiento inexcusable del objetivo de déficit, etc., etc. Pedir el rescate sería tanto como ceder la conducción de los asuntos económicos de España a manos venidas de fuera. Lo dicho para la economía vale, también, para la política. El rescate cambia las reglas de juego. Lo hemos visto en Portugal y Grecia donde las durísimas contrapartidas impuestas a los gobiernos de Lisboa y Portugal han provocado un río de protestas sociales violentas que, en el caso griego han llevado al país al borde de la desestabilización con la inquietante aparición de un partido neonazi que ha alcanzado una representación parlamentaria que solo se explica como fruto de la desesperación de miles de ciudadanos arrojados al paro y a la miseria.

Si dura ha sido la reforma laboral, durísimas serían las condiciones que aparejaría el rescate

Quienes defienden que el Gobierno haría bien en pedir el rescate han tomado la subida de la prima de riesgo por encima de los 400 puntos como la señal para no demorar la decisión. Se diría que olvidan que la dichosa prima no hace mucho superaba los 600 puntos. Puestos a olvidar, olvidan hasta sus opiniones contrarias a la última reforma laboral llevada por el Gobierno. Si dura ha sido la reforma laboral (no olvidemos que provocó dos huelgas generales), durísimas serían las condiciones que aparejaría el rescate. Por todo lo dicho, tengo para mí que hace bien el presidente del Gobierno resistiendo las presiones y demorando dar un paso hacia un rescate del que, con un poco de suerte, quizá nos podamos librar así que llegue el dinero previsto para sanear las cajas de ahorro y empiece a fluir el crédito para las pymes. La Historia nos enseña que, a veces, resistir es vencer. Creo que en eso, en resistir, Mariano Rajoy, es especialista. Por el bien de todos ¡ojalá! que en esta ocasión acierte.

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