Paranoia nacionalista

Si no recuerdo mal hay dos tipos importantes de paranoia. Una, creo recordar que es la narcisista, que desemboca en un ridículo sentimiento de superioridad, y, otra, la que causa la manía persecutoria. Hay paranoicos de uno y otro signo, pero se puede dar el caso de paranoicos integrales, que gozan con la paranoia narcisista y nos ven a los demás como pobres diablos que nunca llegaremos a su altura, pero que también sufren de manía persecutoria.

Un referéndum en el que sólo voten los habitantes de Cataluña podría ser un fracaso de los nacionalistas

A la vista de las declaraciones de los jerarcas nacionalistas, o bien mienten con un cinismo profesional, o bien la paranoia les ha afectado de una manera grave. El señor Mas, por ejemplo, está convencido de que todas las mañanas, nada más levantarnos los españoles todos, desde mi tía Pascualina hasta el presidente del Gobierno, lo primero que hacemos camino de la ducha es pensar cómo podrían joder a Convergencia i Unió y al ciudadano Mas.

Y, aunque los españoles somos gente vulgar, sumamos tantos que siempre encontramos algo con lo que molestar al señor Mas, y éste siempre tiene pruebas de nuestros malintencionados pensamientos. Y entonces dice que le robamos, que le ofendemos, que le presionamos, que no le queremos. El ciudadano Mas podría ganar el referéndum, pero no votando sólo los catalanes, como cree él, sino ampliando la votación al territorio estatal.

El razonamiento es muy sencillo: a la gente le producen temor los paranoicos y procura evitarlos. Un referéndum en el que sólo voten los habitantes de Cataluña podría ser un fracaso de los nacionalistas. Pero un referéndum en el que votara toda España podría ser el gran triunfo Mas, porque a medida que manchegos y andaluces, cántabros y aragoneses, perciben los peligros de la paranoia, están dispuestos a votar como quiere el señor Mas. De acuerdo, sería perjudicial para todos, pero son ya millones de españoles los que están hasta el nivel del Teide de la paranoia nacionalista.

Estrella Digital respeta y promueve la libertad de prensa y de expresión. Las opiniones de los columnistas son libres y propias y no tienen que ser necesariamente compartidas por la línea editorial del periódico.