Otra Cumbre más
Otra Cumbre y otra vuelta de tuerca. Así podría definirse la situación. Las reuniones de los mandatarios europeos hasta ahora no han servido más que para demorar no ya los acuerdos, sino su cumplimiento. Rajoy ha recordado que una vez alcanzados, deben materializarse. Pero las voces alemanas se mantienen en esa ambigüedad asfixiante que impide ver el punto final a la especulación sobre rescates o "líneas de crédito virtuales", otra vuelta más de la tuerca, que tienen la apariencia de ser la solución al problema financiero.
Al final, si es que esto se puede considerar así, hemos terminado anhelando el temible rescate europeo de nuestra economía por efecto de nuestra caída en picado, pensando que en él se encuentra la solución a nuestros males. Con rescate o sin rescate, España se empobrece mientras la mirada alemana languidece en la distancia. Y lo más probable, por no decir seguro, es que cuando éste se apruebe pasemos a sufrir nuevos y durísimos recortes de gasto, incremento de impuestos, más despidos y menos contrataciones, y más trabajo por menos salario.
Ese es el rigor que se nos anuncia y ejemplifica desde Grecia o Portugal, que aún navegan por aguas que impiden divisar el final de la tormenta. Afortunadamente – y desgraciadamente para ellos- los hechos prueban que con una sola estrategia de austeridad no se recupera la economía y que si no hay crecimiento, es imposible imaginar que la tuerca deje de girar indefinidamente, pues entraríamos en un bucle que arruinaría definitivamente nuestro maltrecho país.
La inversión productiva y la innovación junto con una política educativa adaptada a las necesidades de este tiempo son herramientas indispensables para abandonar el grupo de cola europeo, lo que ocurre es que la contradicción que provoca continuamente Alemania nos impide aplicar estas estrategia de crecimiento y desarrollo.
Entre tanto, parece que Rajoy ha descontado una perspectiva mejor y se ha arrojado a la trampa de Aguirre-González, confiando en un personaje siniestro que apesta a delincuencia, para ir convirtiendo la Comunidad de Madrid, un anticipo, en un garito en el que se desenvuelvan cómodamente mafias blanqueadoras como las que, premonición oportuna, se ha desmantelado en Fuenlabrada.
Aun así, confiemos en que la tuerca deje al fin de girar.
Editorial Estrella