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Los nuevos "toca pelotas"

El primer día creíamos que era una solución de urgencia, por aquello de que en pocas horas habían tenido que buscar tertulianos de prisa y corriendo, y con la negativa de buena parte del gremio periodístico deportivo, quizás en solidaridad ya fuera con un compañero o con alguien que de vez en cuando les daba un dinerillo extra. Tras la segunda noche, la "broma" ya ha dejado de tener ninguna gracia.

La marcha de Pedrerol y su equipo de Punto Pelota puede hundir definitivamente a Intereconomía. Sobre todo si Hirschsfeld, que ya de por sí ni es un tío gracioso ni alguien que maneje buena información relacionada con el mundo del deporte, se empeña en llevar a su plató a personajes como con los que está contando.

Lo de Melchor Miralles el primer día debió ser para rellenar, "vente al programa porque sino vamos a tener más huecos vacíos que llenos en nuestros banquillos". Lo de que el que ejerce ahora de máximo mandamás de Intereconomía fuera el "gracioso" de turno ya fue un extra con el que nadie contaba y que terminó por hacer que el remedio fuera peor que la enfermedad.

Algo así como lo de Antonio Albert, el crítico de TV de Gemma Nierga en Hoy por Hoy. Si ya de lo suyo demuestra cada día que va justito de ideas, sobre todo porque no va a ruedas de prensa de las que habla y porque confirma que no ve los programas de los que opina, imagínense qué puede saber de Messi, Cristiano y compañía.

En la segunda noche no estuvieron ni el uno ni el otro, ni tan siquiera la "momia" de Chus Galán, de la que quizás debió hacerse amigo el presentador tras su paso por Telemadrid (ella seguía al Real Madrid hasta que el ERE la mandó a su casa), pero sí individuos como Fernándisco, quizás el locutor más popular de todos los tiempos de Los 40 Principales.

De verdad que uno ya tiene ganas de que llegue la próxima entrega para ver con qué sujetos nos va a sorprender Hirschfeld. Por ver si tras su paso, por ejemplo, por Antena 3, hizo buena amistad con gente como Matías Prats, Sobera o incluso Gloria Lomana. Ver a cualquiera de ellos como nuevos "toca pelotas" (lo de los balones por el suelo, para que los invitados sigan entreteniéndose con ellos, sigue manteniéndose con el nuevo equipo) puede ser algo que no tenga precio. Quizás por eso Ariza se negaba a pagar a los que iban con Pedrerol.

La mosca