Las Autonomías son Autonosuyas
La Comunidad Valenciana ha solicitado ayuda de ese fondo que se ha inventado el Gobierno para evitar la quiebra de las autonomías. Se abrió el melón. Triste paradoja. Salvo dos o tres, todas las demás comunidades lo irán pidiendo una tras de otra. Y, aunque algunas digan que se niegan con la boca pequeña a causa de las condiciones que impone el Gobierno, todo es falso de toda falsedad. Tan falso como las propias condiciones que pueda imponer el Ejecutivo. Entre otras cosas, porque el Gobierno de la Nación no tiene armas legales para imponer nada. El Estado en España es residual en las Comunidades Autónomas (CCAA) y el Gobierno del Estado carece de potestad para exigirles nada. Es así de fácil. La impotencia que España se ha autoimpuesto frente a las CCAA no tiene parangón ni se entiende en el mundo.
Y es que, en la actualidad, el Presidente del Gobierno de España ni siquiera puede obligar a una Comunidad Autónoma a que cierre su ruinosa televisión autonómica o su absurda ‘embajada’ en Tianjín, como es el caso de Cantabria.
Si Mariano Rajoy se empeñara en llevar a cabo ese cierre de una televisión autonómica o de esa embajadita, tendría que liarse en un profundo cambio de legislación que le diera poder para ello. Para empezar tendría que promulgar una ley orgánica que se situara por encima del Estatuto de la comunidad señalada con el fin de derogar las competencias de la comunidad en la materia. Ese cambio de legislación, tendría que ser aprobado con mayoría cualificada por el Congreso (algo casi imposible de lograr) y, después, por el Parlamento de la propia región, en una especie de harakiri al mejor estilo de Las Cortes franquistas (algo imposible de hacer). Porque, ahora, sí que está todo atado y bien atado en España. Es más, si ese Parlamento Autonómico no se suicidase y decidiese judicializar el tema, el cierre de esa televisión o embajadita tardaría diez o doce años en solucionarse porque podría llegar a Estrasburgo y a saber lo que decidían allí… La sentencia podría retrotraernos a la Reconquista.
Eso sin contar con que la televisión o la embajadita que se quiera cerrar fuesen catalanas. Ahí, el Olvidable ZP lo dejó todo absolutamente blindado con su nuevo Estatuto. En Cataluña, los nacionalistas montarían la de Dios y terminarían proclamando la independencia. Su Estatuto casi se lo permite.
No hay solución. Porque la solución tampoco pasa por cerrarles el grifo del dinero para que devuelvan competencias. En ese caso, las Autonomías podrían rebelarse sin que se pudiera hacer nada contra ello. Por lo tanto, sería bueno que se tuviese esta realidad presente a la hora de montar pollos en la calle o pedir que se recorte a las Autonomías porque eso es imposible. De hecho, Rajoy le ha metido mano ya a casi todo menos a las Comunidades Autónomas. Y no porque no haya querido sino porque no ha podido.
Las autonomías son autonosuyas, como supo ver, acertadamente, Fernando Vizcaíno Casas hace 30 años. En realidad, solo queda la posibilidad de que nos rescate Europa (como quieren la izquierda radical y los sindicatos con sus algaradas) y que nos obligue a reformar el Estado. Se acabaría con tanta miseria política.
La Avispa - Estrella Digital
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