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Las armas las carga el diablo

Quede por delante los deseos de que las consecuencias del disparo en el pie sean lo más leves posibles y no le queden secuelas al chaval.

Un niño de 14 años, y Froilán todavía no los tiene, no puede bajo ningún concepto utilizar un arma de fuego, y menos si su instructor es un señor con una minusvalía manifiesta. Además de esa minusvalía lo que se ha evidenciado, por añadidura, es la irresponsabilidad del padre.

Pero, ojo, no vaya usted a pensar que el de Marichalar es un caso aislado. Son muchos los padres, aficionados a la caza, los que saltándose todas la reglas y legalidades instruyen a sus hijos desde niños y con menos edad con la que le ha ocurrido el accidente al pequeño Froilán. Eso da una idea de que no era la primera vez que el hijo de la Infanta Elena cogía una escopeta.

Una triste suma de sucedidos que rodean a la Casa Real últimamente. Parece que al Rey le crecen lo enanos. Los yernos en este caso. Al escándalo que no ha hecho más que empezar del “perfecto” Urdangarín, le precedió el divorcio de su hija mayor y algún que otro rumor sobre ciertas aficiones del propio Marichalar. Y ahora este episodio que, como mínimo, parece una infracción clamorosa contra el reglamento de armas, amén de otras responsabilidades personales.

Por cierto, al Rey, también de niño, tuvo un accidente con un arma de fuego con peores consecuencias. Trágico destino.

Y es que nada es tan cierto como el viejo refrán castellano: “Las armas las carga el diablo”.

A ver si se enteran muchos padres.


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