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La Constitución

La conmemoración del trigésimo cuarto aniversario de la Constitución Española de 1978 dejó ver la extraordinaria división política que afecta al país, desde los nacionalismos que se ausentaron de la conmemoración a una parte de la izquierda que no quiso celebrar esta onomástica. Pero este aniversario memorable, guste o no, es también una fiesta nacional de la dimensión del 12 de Octubre porque es representativa del mayor acto de concordia y convivencia realizado por los españoles durante todo el pasado siglo XX, pero ahora los ojos se vuelven hacia la Ley de leyes buscando las reformas necesarias que la hagan más adecuada a nuestro tiempo.

Hay que buscar las reformas necesarias que la hagan más adecuada a nuestro tiempo

Es verdad que muchos aspectos de la Constitución merecen una relectura actualizada. Su articulado fue el producto de una necesidad histórica, circunstancial y coyuntural pero con voluntad de servir de instrumento de unidad y cohesión durante años que entonces se adivinaban decisivos.

Hoy por el contrario una nueva generación nacida después de la Constitución tiene nuevas responsabilidades en nuestro país. El tiempo pasa para todos y también para nuestras mejores obras y así como la renovación en política es un bien necesario, la nueva sociedad de este siglo exige una renovación serena, pausada y rigurosa de aquellos aspectos que el tiempo ha descolocado en nuestra carta magna.

Muchos aspectos de la Constitución merecen una relectura actualizada

No es cuestión de citarlos, sino de tener presente la necesidad de avanzar juntos en cuantas reformas sean necesarias para asegurar su fortaleza y su profundidad tanto como sus vínculos con la realidad nacional.

La división que hay en torno a ella tiene más que ver, de todas formas, con los efectos indeseados de la crisis en la política, que también está afectada por sus estragos. La reedición de un consenso similar es la única garantía de un proceso de cambio adecuado y razonable. Ayer nuestros columnistas contaban distintos aspectos que merecen la atención de los legisladores, los partidos políticos y la sociedad civil, que en conjunto y reflexivamente deben tener en cuenta para efectuar la modernización que la Carta Magna precisa.

Editorial Estrella