La campaña
"El conseller Puig está buscando permanente el conflicto con el Gobierno de España y lo que tendría que hacer es evitar que se ataque a la Policía Nacional". Así de rotunda y así de clara se pronunció Sánchez-Camacho sobre el responsable de Interior de la Generalitat, y es que la campaña se vistió de huelga y del mismo modo que Mas desapareció del mapa, Puig se hizo visible por la actuación de los Mosos, la policía autonómica que dio la espalda a la protección de los edificios del "estado".
La campaña se vistió de huelga y del mismo modo que Mas desapareció del mapa
Mas ha reaparecido en extraño coloquio con inmigrantes, hablando sin poder ser interpelado. En la fanfarria electoral de los partidos, se acostumbra a poner decorados vivientes que, sentados a la espalda del candidato de turno, muestran sus rostros dispares: felices, aburridos, interesados, inquietos, etc. Pero Mas ha ido más lejos, ha elegido dialogar con inmigrantes pero sólo ha dialogado él y los inmigrantes se han tornado en decorado mudo y aplaudidor. Mas ha dicho que hay que salir de la crisis por el camino de más libertad, un eufemismo que espiritualiza y convierte en prosaico el hecho material de la independencia.
Y entonces se pronunció Navarro, que más que acentuar la españolidad o el soberanismo eligió lo social para atacar al futuro ganador, eso que resulta transversal a los estados tal y como se mostró ayer en una huelga que afectó a varios países: "Es como si la huelga no fuese con ellos, como si la gente solo se quejara de las políticas del PP, cuando en realidad CiU ha apoyado todos los recortes en sanidad y educación que han aprobado las Cortes en los últimos meses", ha dicho de los chicos de Convergencia. Y una vez dicho, ha pasado página y todo vuelve al asunto de las banderas.
Análisis Estrella