Última hora

Huracanes, incendios y políticas devastadoras

El huracán Sandy ha llegado a la Costa Este norteamericana, y ha dejado una cifra contable de treinta y ocho muertos, hasta el momento. En los próximos días la ciudad emblemática de Nueva York se enfrentará a la reorganización de sus servicios, pero lo hará sobre una base sólida de seguridad que ha prevalecido frente al desastre del Katrina, no hace tanto tiempo, gracias a la existencia de una estructura gubernamental para enfrentar este tipo de crisis. Estructura que en el caso de Nueva Orleans no existía fruto de los recortes republicanos.

El candidato Obama se ha tornado presidente Obama, poniéndose al frente de la administración y suspendiendo sus actos de campaña; el candidato Romney, por su parte, ha seguido siendo el candidato Romney, pretendiendo disimular su campaña en Ohio con la excusa de recaudar fondos para las víctimas; inéditas, por cierto, en ese estado clave del futuro recuento electoral.

Romney lleva en su programa electoral la supresión del organismo público, tan útil en esta crisis

Una dosis típica de cinismo político – tan frecuente -, sobre todo cuando el candidato Romney lleva en su programa electoral la supresión del organismo público, tan útil en esta crisis, dentro de su estrategia de recorte del gasto público. Difícil de combinar tanto interés por los daños y defender la supresión del instrumento que ayuda a evitarlos.

Aquí conocemos bien las consecuencias del recorte indiscriminado del gasto público. Sin ir más lejos este mismo verano en un pueblo de la sierra de la Comunidad de Madrid un incendio devastador estuvo a punto de consumar una tragedia humana – el incendio de tres urbanizaciones habitadas –, además de producir un desastre medioambiental y todo ello como consecuencia de la acción de un pirómano –hecho imprevisible- y, desgraciadamente, del hecho lamentable de que no existian recursos suficientes para enfrentarse al fuego – embalses sin mantenimiento para abastecer a helicópteros, partidas de bomberos suprimidas, etc. –.

Las políticas públicas deben garantizar, antes que nada, la seguridad de los ciudadanos. Los norteamericanos parecen haber entendido el mensaje, al menos en cuanto a esta administración que termina se refiere; mientras, los españoles no somos capaces de priorizar en las administraciones públicas la esencialidad de determinados recursos que más allá de ofrecer bienestar, sirven para asegurar nuestra supervivencia.



Editorial Estrella