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Éxito autonómico de Rajoy

Al final ha sido en un sitio tan aparentemente inútil como el Senado donde se ha producido el gesto y se ha construido el mensaje político más sólido de los últimos meses. Han sido precisamente las comunidades autónomas las que a través de sus presidentes, junto al Ejecutivo, han dado forma a uno de los principios fundamentales del sistema: la lealtad institucional.

Los presidentes autonómicos han acordado con Rajoy el cumplimiento de los objetivos de déficit como tarea esencial y han asumido la determinación, a lo largo del próximo año, de establecer para 2014 un repartomás equilibrado del esfuerzo y ajustado a la realidad de la gestión de las administraciones públicas. Finalmente, la V Conferencia de Presidentes se ha cerrado con otro objetivo compartido: reformar el sistema de financiación autonómica antes de que termine la actual legislatura

Es un claro discurso de corresponsabilidad fiscal pero, sobre todo, un mensaje de cooperación y entendimiento en un momento critico de nuestra economía, cuando una agencia internacional se ha permitido el atrevimiento de adelantar que el gobierno de España pediría el rescate este fin de semana, hecho tajantemente rechazado por el presidente Rajoy. Y es, sobre todo, un cambio cualitativo en la situación, pues a pesar de las reticencias anunciadas con respecto al presupuesto y la distribución de las cargas para reducir el déficit, todos han preferido buscar el encuentro y evitar la confrontación, a pesar de los matices, obvios dada la pluralidad ideológica de los líderes autonómicos, que algunos han preferido resaltar.

Es, en cualquier caso, un punto de inflexión en la escalada que se estaba produciendo en el debate sobre la organización del estado, incluidas antiguas declaraciones del presidente murciano o de la expresidenta madrileña planteando el retorno de competencias al estado central olas más recientes derivas soberanistas que los catalanes de CiU y la Generalitat vienen mostrando con sus nuevos objetivos de independencia.

Lo importante es la imagen de cohesión territorial en el discurso de la responsabilidad fiscal que se transmite desde el Senado hacia Bruselas y Berlín y, más allá, hacia los mercados que observan con atención todos los gestos que pueden influir en el futuro de la deuda.

Y junto a ello, y de no menos valor, es que quizá – aunque de momento no sea más que un deseo bien intencionado muy rotundamente explicado por el nuevo presidente madrileño – se inicie una nueva etapa, al socaire de una crisis indeseada, de racionalización de competencias, gastos y prestación de servicios, que en vez de recaer en forma de recortes incontrolados sobre los ciudadanos, se exprese en una mayor eficiencia y eficacia en la gestión de las administraciones públicas, fundamentadas en una lealtad institucional como la que hoy se ha expresado en algo mucho más que en la foto de todos los presidentes reunidos junto al presidente del Gobierno en las puertas de la Cámara Alta junto al Rey.

Editorial Estrella