Evocando a Felipe
Hoy, los socialistas españoles rinden homenaje a Felipe González. Evocarán su figura y aquellos tiempos en los que el PSOE vivió sus momentos de máximo esplendor. Su primer triunfo electoral significaba que España, definitivamente, había entrado en la democracia. La izquierda iba a demostrar que sabía gobernar y España adquirir la certeza de que la alternancia garantiza y fortalece la democracia.
Fueron aquellos tiempos -hace treinta años-, tiempos de construcción; o mejor dicho, tiempos en los que había medios y voluntad de construir. Y se construyó. Negar que los sucesivos gobiernos de González lograron hitos importantes sería negar la evidencia y ocultar que en las postrimerías del felipismo en España se vivieron acontecimientos terribles son ganas de no admitir la realidad. Felipe González, como cualquier gobernante, tiene en su haber luces y sombras pero parece indiscutible que ha sido el mejor, por no decir, el único líder de verdad que ha tenido el PSOE.
González tiene en su haber luces y sombras, pero parece indiscutible que ha sido el mejor y único líder que ha tenido el PSOE
Hoy, los socialistas se lo van a reconocer. Tengo para mí que no se trata tanto o sólo de poner en valor los logros de su sucesivos gobiernos, como de evocar al líder que aún están buscando. La llamada "vieja guardia" no podrán evitar un punto de nostalgia y más de uno se llevará las manos a la cabeza cuando hagan repaso de "lo que tenemos". De esa "vieja guardia" forma parte Alfredo Pérez Rubalcaba a quien sólo la experiencia y una dosis nada desdeñable de patriotismo le mantiene en donde está. Ignoro cuanto se le quiere dentro del PSOE, pero lo que es obvio es que Rubalcaba está asumiendo una auténtica travesía del desierto.
Han pasado treinta años desde que Felipe González llegara al poder. Muchos socialistas de hoy que incluso están en posiciones de mando dentro del PSOE eran por entonces unos niños y, como ocurre a muchísimos otros españoles que hoy apenas han cumplido los cuarenta, ni pueden, por mucho que se lo hayan contado, calibrar lo que aquellos años y los inmediatamente anteriores supusieron para España. Podemos cuestionar muchas cosas de nuestro presente, ciertamente doloroso, pero fueron en aquellos tiempos, en los de Felipe, Fraga, Suárez, Carrillo en los que realmente se produjo el auténtico milagro español cuyas consecuencias estamos viviendo hoy en forma de libertad y de democracia asentada y segura. Carrillo y Fraga han muerto. Suárez, aquejado por el mal del siglo, no se acuerda de lo que fue y queda Felipe González a quien hoy los socialistas evocan y homenajean. Eran tiempos que no volverán, pero como no se trata de caer en nostalgia alguna habrá que esperar contra toda esperanza que lo mejor está por llegar. No se lo creen, ¿verdad? Yo no mucho, pero si perdemos la esperanza podemos perder todo.
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