El fracaso del gobierno
Después del ajuste de 65.000 mil millones aprobado por el gobierno y de una semana con los accesos al parlamento español vallados y vigilados por la policía, el gobierno se ha dado de bruces con la realidad.
Y esa realidad es la de manifestaciones en las calles, una prima de riesgo disparatada que ha puesto nuestra deuda el viernes pasado por encima del 7% y una caída histórica de la bolsa, como consecuencia de un abandono de capitales de nuestro país.
¿Qué nos está sucediendo? Pues que estamos a las puertas de un rescate completo de nuestra economía.
Tanto desde dentro de nuestras fronteras como desde fuera se ve que el ajuste consiste en una mayor elevación de los impuestos que en una minoración de los gastos y que el ajuste ataca directamente a las posibilidades de crecimiento futuras de nuestros país, poniendo en duda su solvencia en el largo plazo.
Y además, que los gastos que se minoran son gastos corrientes, no así los estructurales, es decir, los que afectan al tamaño del estado, ya que el gran problema español que es el estado autonómico y local continúa sin abordarse, o mejor dicho, se aborda con rescates tales como el solicitado por la comunidad valenciana o de Murcia o con llamadas a la insumisión como las de Artur Mas, cuya comunidad está con el agua al cuello.
¿De verdad que está el gobierno central en disposición de rescatar autonomías cuando él mismo está en trance de tener que ser rescatado? Vivir para ver.
Desde todos los ámbitos se clama por la intervención del BCE para que adquiera deuda española, como último balón de oxígeno, pero parece que Draghi no está por esa tarea. ¿Será quizá porque percibe al mastodóntico e incontrolable estado español como un pozo sin fondo? o ¿Será porque no ha recibido la oportuna orden de Merkel?.
Por todo ello, además de la reunión prevista para el día 2 de agosto entre Mariano Rajoy y el Presidente italiano Mario Monti, en que sin duda se abordará la situación de ambos países y sus posibles soluciones, Mariano Rajoy debería tratar de buscar un consenso dentro de nuestro país para la reforma profunda del estado que nos dimos en la transición y para poner fin a los privilegios de la casta política que lo ha venido gobernando desde entonces, ya que entre ambas circunstancias nos han dejado como al gallo de Morón, cacareando y sin plumas.
De no hacerlo así, el rescate de nuestro país será imparable y no solamente perderemos la poca soberanía que retenemos, sino que además nuestro próximo presidente y nuestro gobierno serán puestos por Merkel y/o por Bruselas, que en el fondo tanto monta, monta tanto, lo cual nos conducirá a una larga depresión económica, ya que las medidas que se apliquen en nuestro país las tomarán otros, los rescatadores, y las tomarán pensando en lo que le interesa a sus propios países.
Espero que Mariano Rajoy quiera seguir al frente del ejecutivo durante toda la legislatura, pero lo cierto es que el tiempo corre en su contra. ¿Será capaz de parar el reloj?
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José Luis Martín Miralles