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El Banco Malo y la demagogia

Ya tenemos Banco Malo. Aunque, para empezar, haya que decir que ni es banco ni es malo ya que se trata de una sociedad pública de gestión, cuya misión es comprar activos tóxicos de los bancos auténticos con el objetivo de que saneen sus balances y puedan obtener financiación externa para dedicarla, después, a conceder préstamos a familias y empresas, y eso es muy bueno. Y es muy bueno porque ayudará a dinamizar nuestra economía que es, a fin de cuentas, de lo que se trata.

El llamado Banco Malo funciona comprando los activos tóxicos de los bancos a un precio entre el valor contable y el real del mercado y lo cierto es que el dinero para esas compras lo pondrá el Estado. Dinero que, por otra parte, recuperará con la venta de los pisos a lo largo de 15 años.
Al margen de esto y de las condiciones técnicas que exige la ley, el análisis de su existencia hay que hacerlo desde el punto de vista político, que es el importante, para que se distinga la realidad de la demagogia.

Y la realidad es que España tiene gravísimos problemas financieros. Problemas que están retrasando e, incluso, impidiendo su salida de la crisis y que están llevando a auténticas tragedias personales con el paro y con los desahucios aunque, en estos últimos casos, sería bueno que se analizasen las tragedias individualmente, en frío y en todo su contexto, incluido, el de la entidad financiera, porque se está haciendo mucha demagogia sobre ello. Demagogia alarmante porque, en muchísimos casos, situaciones parecidas están resolviéndose con arreglos muy satisfactorios para todas las partes y de lo que no se habla nunca. Todo ello, por supuesto, dicho con el más absoluto respeto a tan dolorosas situaciones.

Y como existe un grave problema en España, el Gobierno ha optado por esta solución, que no es mala, pero sí muy propicia para la demagogia por aquello de que se va a emplear dinero público para salvar bancos, sin reconocer que esos bancos, guste o guste, son los únicos que pueden sacarnos de esta situación.

Al margen de ello, el banco malo será un auténtico terremoto para el sector inmobiliario ya que lo reactivará de una manera extraordinaria, algo que necesita con urgencia. De hecho, estoy convencido que grandes empresas de inversión extranjeras vendrán a comprar esos pisos porque su precio será un chollo. El secreto del banco malo no es ganar dinero sino recuperar la inversión con lo que todo parece indicar que serán pisos muy baratos.

Para terminar, hay que recordar que bancos malos ha habido en Estado Unidos, Alemania, Irlanda o Japón y que, por lo tanto, España no es una excepción irresponsable. Eso sin entrar a denunciar, otra vez, a los culpables de este tremendo escenario al que no se llega, precisamente, en nueve meses de Gobierno.

La Avispa-Estrella Digital

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