Última hora

Calor al otro lado del teléfono

Clinc, clinc

–Hola.

Clinc, clinc.

–¡Hola!

–No sabía si podía molestarte.

–No te preocupes.

–Hoy estuve un poco idiota.

–No pasa nada.

–Sí pasa.

–Bueno, si te empeñas, sí pasa.

–Joooo, no seas borde.

–Me queda poca batería.

–Me da igual, lo enchufas donde quieras.

–Te voy a decir dónde lo voy a enchufar.

–Jajajajaja

–¿De qué te ríes ahora?

–Ahí sí que tienes pila de sobra para enchufar.

–No te pases.

–No me paso, lo que quiero es llegar.

–¿A dónde quieres llegar? Para llegar hay que empezar. Yo ya me he quitado la falda.

–¿Qué falda era?

–La blanca que es como de seda.

–Es muy erótico acariciar tus muslos con el tacto de esa falda…

–Estoy totalmente depilada.

–Jajajaja, ¿y qué quieres que haga?

–Que te quites los pantalones, me muerdas la oreja, bajes tu mano del ombligo a mi clítoris… y que…

–Y ¿qué?

–Que no dejes de mirarme. Quiero que me claves los ojos mientras a la vez me clavas tu polla en mi cuerpo.

–Antes voy a acariciar suave tus hombros y dejar caer el tirante de la camiseta, que solo se va a quedar sujeta con tus pezones.

–Estoy empapada.

–¿Tienes delante el espejo?

–Sí.

–Pues tu camiseta se ha quedado sujeta por tu pezón erecto, que aún no acaricio, porque me he puesto detrás de ti, para que veas en el espejo cómo mi mano grande y morena te está acariciando, buscando tu ombligo, agarrando tus nalgas…muy fuerte.

–Y más, más, por favor, más.

–Con un dedo ha resbalado la camiseta, te humedezco los pezones, que se ponen durísimos y te sientas encima de mí. Con la mano voy suavemente subiendo por tus muslos y acaricio alrededor de tu sexo.

–No lo tengo depilado del todo, tengo algo de pelo sobre el clítoris. Está empapado, palpita, quiere tus dedos.

–De momento mis dedos están entrando, empapados, en tu vagina

–Sí, sigue, mete dos dedos, más dedos…

–Aún no, antes voy a poner al rojo tu clítoris.

–No puedo más, te voy a agarrar el pene. Es enorme.

–Jajajajaja. Tú lo pones enorme y duro.

–Penétrame así, y méteme un dedo húmedo por detrás a la vez, me muero.

–Aún no, gírate.

–¡Ah! ¡sí! Cómeme el sexo, cómeme, lo tengo ardiendo.

–Te como y tus pechos bailan y chocan mientras te muerdes el labio hasta hacerte sangre.

–Quiero morderte el cuello, las costillas, comerte entero.

–Tu sudor resbala por la curva de tus pechos, cae sobre mi pelvis, me estás humedeciendo, voy a penetrarte.

–Métemela.

–Gírate, mírate en el espejo.

–Sí, deja que ponga las rodillas sobre tus muslos, penétrame desde detrás.

–¿Te excita?

–Me excita verme la cara mientras me estás penetrando.

–Uffffffff.

–Dios, no me quiero correr aún.

–Vamos juntos, nos vamos a correr juntos, pelvis contra pelvis, ¿no oyes cómo chocan?, te agarro la cadera con las manos firmes, duras, como mi pene. Muy duro. Brillante.

–Quiero me que lo claves.

–Todo tuyo.

–Más, un poco más…

Bip, bip, bip.

"¿Qué es eso? Ah, ¡porras! ¡No tengo whatsapp! ¿Para qué demonios dije que prefería un busca?"


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