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Bárcenas, el trilero del PP. El PP, el trilero de los españoles

Los designios de Bárcenas son inescrutables. Y lo son tanto que hasta el más ateo de los dirigentes del Partido Popular se pliega y arrodilla ante el mayúsculo temor al tirón de manta.

El país del PP es un país de confetis, globos y bolsos caros sufragados con dinero ajeno. Una especie de película en la que se entremezclan argumentos de mafias de opereta y torpes aprendices de ‘sabelotodo’ tartamudos empecinados en ser el más tonto de la clase por un puñado de caramelos envenenados y palmaditas en la espalda. Lo cierto es que los asteroides de la justicia se acercan a ritmo infernal al epicentro del PP: su financiación, de la que emana un olor a bomba fétida que empieza a apestar hasta en los confines polares del Ártico.

El PP ha mentido y viola a diario la dosis mínima de pudor necesaria para dar ejemplaridad a la vida pública

Mientras el país supura dolor, necesidad, drama y hambre, hay una especie, una subespecie y una infraespecie de políticos que no hacen más que meter el dedo putrefacto de la mayoría absoluta en un ojo harto de ver tanto desmán y tanta sinvergonzonería a dos piernas mientras los estómagos rugen de hambre y de los ojos manan sangre de ver semejante espectáculo diario.

Bárcenas denuncia al PP y le reclama un millón de euros porque, simplemente, jamás le despidieron. Por miedo y por servilismo a quien cebó el marrano a base de bellotas ensobradas de sudores de pequeños aplastados por grandes sin escrúpulos que compraron prosperidad a base de sobornos.

Ricos de revista que atufan a corruptas prácticas y ministros que se saltan los mandamientos de dos en dos como si el juego de la pita se tratara.

Un Montoro echado al monte del macarrismo tertuliano de lo más amarillo poniendo el acento en una estulticia que ya traía de serie cuando pedía el hundimiento para ejercer de Salvador.

El PP ha mentido y viola a diario la dosis mínima de pudor necesaria para dar ejemplaridad a la vida pública y pedir sacrificio a quienes no conocen otra vida que no sea la del esfuerzo. Sus acciones son un constante insulto a la inteligencia para quienes han sido estafados por los trileros de entonces adornados hoy de señorial dignidad conseguida a base de billetes ajenos.

Este país necesita un PSOE fuerte que se ocupe más de quienes lo pasan mal

Y frente a eso, este país necesita un PSOE fuerte que se ocupe más de quienes lo pasan mal y de los problemas diarios de los ciudadanos: paro, sanidad, educación, desahucios, preferentes, dependencia. Y en las antípodas de los problemas de las personas que sufren cada día las políticas. Discursos duros para realidades dolorosas de quien no sólo perdió lo mínimo para vivir dignamente sino al que, además, embargaron la esperanza. Y la vida sin una esperanza de mejora a la que agarrarse se convierte en un martirio difícil de llevar.

Es obvio que el PSOE se está sacudiendo esa dura losa de responsabilidad pasada para volver a ser un proyecto de futuro poniendo las necesidades de las personas en  la parte más alta de la pirámide de las prioridades. Reconocer errores es tan necesario como evitar que la escenificación de dicho reconocimiento se convierta en un acto de flagelación más propio de la Pasión de Semana Santa  que de una acción que sirva para afrontar los problemas presentes.

Hoy, el PSOE tiene que enmendar errores pasados y ser alternativa seria y creíble para una ciudadanía que mira de reojo a una clase política que ocupa demasiadas portadas con acciones avergonzantes para quienes se comprometieron a mejorar la vida de las personas y no sólo la suya propia.

Hoy, sólo el PSOE es capaz de garantizar la educación pública, la sanidad universal sin repagos, la dependencia o la igualdad porque lo lleva en el ideario desde hace más de un siglo. Rubalcaba ya ha empeñado la palabra socialista en eliminar la reforma laboral o en recuperar ese Estado de Bienestar que evitaba que el malestar se cebara con quienes menos oportunidades tenían.

Y para ello no hay atajos. Sólo trabajo.

El PSOE debe llevar esperanza y cambio

El PSOE necesita ser un referente sólido que camine al unísono hacia el que debiera ser su objetivo más importante: los problemas de la gente. Tiene que ser parte de cada movimiento social que reclame derechos mínimos para una vida digna. Tiene que sentir en su pellejo el dolor de quienes peor lo pasan y tiene que involucrarse en los problemas y hacerlos suyos porque sólo así encontrarán las soluciones.

Es el momento de que el PSOE demuestre que no pronuncian las palabras de Pablo Iglesias en vano: “Sois socialistas no para amar en silencio vuestras ideas ni para recrearos con su grandeza y con el espíritu de justicia que las anima, sino para llevarlas a todas partes".

El PSOE debe llevar esperanza y cambio. Nadie dijo que fuera fácil. Tampoco lo es para la gente y no abandona la lucha de la supervivencia porque vivir, es otra cosa.


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