Hay pocas cosas que preocupen más a los padres que la educación de sus hijos. Una de sus consecuencias directas ha sido la proliferación de neuropsicólogos, psicólogos, psiquiatras y pediatras que difunden todo tipo de contenidos y materiales para tratar de apoyar a los padres en la educación de sus hijos. Y uno de los retos fundamentales al que se ven obligados a enfrentar los padres de esta generación es la gestión de la utilización de los dispositivos digitales por parte de sus hijos, promoviendo un uso responsable dentro de un entorno digital seguro para los menores.
El acceso a muy diferentes contenidos a través de los dispositivos que tienen los niños y adolescentes hoy en día es un problema a la hora de poner límites y de gestionar su educación. Otras generaciones se tuvieron que enfrentar a los peligros derivados de la gestión del entorno en el que se movían sus hijos. En estos tiempos, educar con pantallas es un desafío enorme para todos los que somos padres.
Es muy habitual que observemos como nuestros hijos e hijas realizan un uso abusivo de los dispositivos digitales, que vemos que les falta control. Si, como padres que somos, ejercemos de una forma adecuada y proporcionada controles, tal vez no impacte en su desarrollo diario, pero si es bastante probable que el tema se complique. Dice el neuropsicólogo Álvaro Bilbao que “cuando le das a un niño un dispositivo móvil, les estás dando un billete de ida, en ningún caso un billete de ida y vuelta. Cuando se lo das, tendrás que ir a buscarle para que vuelva porque ese niño no va a ser capaz de volver a ti. Es un billete de ida, pero la vuelta la tenemos que hacer nosotros poniendo límites y normas”
El primer impacto en los niños y adolescentes del abuso de dispositivos digitales tiene que ver con una buena higiene del sueño. Cuando las pantallas impactan en el sueño esto puede traer problemas de comportamiento, de estado de ánimo o capacidad para gestionar la frustración.
Según el último informe GEM 2023 de la Unesco, desde el año 2010 se ha duplicado el tiempo diario que los adolescentes pasan conectados en España, Francia e Italia. Los que tienen entre 15 y 16 años dedican dos horas y media, mientras que los menores de entre 12 y 14 años destinan tres horas y 12 minutos. “Una revisión de 89 estudios sobre pantallas en diferentes países sugiere que son los estudiantes de primaria los más afectados por ese incremento, y se ha visto que afecta negativamente a la alimentación, el sueño, la salud mental y la ocular”.
Otro tema importante es el del contenido al que acceden. Según un informe de Save the Children el 68% de los adolescentes consumen pornografía, que en general contiene imágenes violentas.
Y ante todo este panorama, ¿cuál es el papel que deben tener las administraciones? Recientemente el Consejo de Ministros ha aprobado la creación de un grupo de 50 expertos para analizar el impacto de las tecnologías en menores y diseñar un plan que los proteja de los riesgos de internet, promoviendo un uso responsable de los dispositivos digitales. La exposición de los menores a las pantallas es un tema de plena actualidad y vigencia, porque supone una nueva configuración de las relaciones sociales. Por otro lado, la Agencia Española de Protección de Datos anunció que está trabajando junto a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en el diseño de una nueva herramienta “efectiva” de verificación de la edad en respuesta a la negativa de las plataformas online a bloquear el acceso de los menores a contenidos inapropiados. Además, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recientemente ha anunciado varias medidas; la elaboración de un proyecto de ley para la protección integral de los menores en internet, el diseño de una estrategia integral e interministerial, y el impulso de un pacto de Estado en esta materia, del que “formarían parte los grupos parlamentarios, comunidades autónomas, asociaciones especializadas y las plataformas digitales”.
En la Comunidad de Madrid el Partido Socialista ha entendido que no era razonable seguir mirando hacia otro lado ante una realidad de tanto calado y tan preocupante. Las instituciones y los políticos tenemos la responsabilidad, la obligación de comprometernos para abordar decididamente este tipo de desafíos sociales. Por ese motivo, el Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid, a través de su portavoz, Juan Lobato, planteó la creación de una Comisión para el estudio del uso de los teléfonos móviles y su acceso a las redes sociales. El resto de los grupos, pese a la crispación habitual que se vive en la Asamblea, ha decidido apoyar la propuesta. Con esta iniciativa se pretende traer a expertos en distintas materias que ayuden a entender el alcance del problema, para extraer una «guía» que pueda servir para las familias, los centros educativos y para los menores.
El objetivo de esta comisión de estudio es dilucidar las consecuencias que tiene el uso de la tecnología en la infancia y la adolescencia. Desde el grupo socialista estamos a favor de una digitalización responsable y del uso de la tecnología en nuestros centros educativos. Para ello, la Comunidad de Madrid tiene que hacer un esfuerzo didáctico y de inversión real en los centros públicos, dotándolos de un sistema digitalizado, con orden y seguridad, que proteja a los menores de contenidos nocivos y violentos y que no se generen brechas digitales entre los centros, dependiendo de su orientación geográfica o composición social. A este respecto, la educación a nuestros niños y niñas sobre tecnología antes del uso de los dispositivos es fundamental, así como la educación afectivo sexual y con perspectiva feminista para no reproducir comportamientos machistas en los entornos digitales o de acoso. Por último, se necesita también un compromiso de las familias para atajar el problema, ya que necesitan formación también en tecnología para saber cómo usan los dispositivos sus hijos, como usar los controles parentales y poder tomar decisiones al respecto con toda la información disponible.
No parece razonable que la Administración deba intervenir en los límites y normas que cada padre ponga a sus hijos, pero sí que parece que debe intervenir en poner los límites y normas en aquellos lugares donde tiene la responsabilidad de los menores, es decir en los centros educativos.
Hay que escuchar en esa Comisión y sobre todo tomar decisiones. Y tomar decisiones coordinadas entre todas las Administraciones. El Consejo Escolar del Estado se ha pronunciado sobre el asunto, poniendo las bases sobre las que debe girar el trabajo que hagan después el resto de las administraciones, diciendo que: “en Educación Infantil y Primaria el alumnado «no necesita» llevar móviles al centro. En Educación Secundaria Obligatoria, en caso de llevar el móvil, el órgano consultivo defiende que debería mantenerse apagado desde la entrada al centro educativo hasta la salida de este”.
En la Asamblea de Madrid hemos conseguido consensuar una comisión que debe tener el objetivo de escuchar, reflexionar y tomar las mejores decisiones pensando en lo que sea mejor para nuestros hijos e hijas. Esperemos que esta vez la importancia del tema y el interés común que nos mueve a todos no malogre los trabajos de la comisión. No nos lo podemos permitir. Como decía aquel famoso anuncio de los años noventa, vengo del futuro y como no hagamos algo sobre este tema lo pagaremos como sociedad y como generación de padres.