jueves, abril 18, 2024
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Si la elección de fotografías que elegimos para  la mesa de trabajo, la mesilla de noche o la librería que tenemos delante nada más levantar las vista, indican quienes son las personas que deseamos tener siempre presentes, entonces es fácil adivinar las prioridades del Rey Felipe: su mujer, sus hijas y el Rey Juan Carlos, con quien aparecía cuando se abrazan emocionados a la hora del relevo el día de la abdicación. 

Felipe VI se ha referido a lo que probablemente le quita el sueño como Jefe del Estado

Y luego, para comprender mejor a D. Felipe, nada como analizar los puntos a los que dio prioridad en su mensaje navideño:  la unidad de España en su “suma de diferencias”, la lucha implacable contra la corrupción –no pronunció nombres pero se le entendía todo-, y su preocupación por la precariedad económica que sufren multitud de familias españolas, sobre todo los que tienen encima la losa del paro.

En sus discursos de Navidad, D. Juan Carlos hacía un repaso a todos los sectores sociales; su hijo Felipe en cambio, se ha centrado en lo que más le “toca”, lo que probablemente le quita el sueño como Jefe de Estado, como referente principal de todos los españoles.

Precisamente el cambio en la Corona ha sido el hecho más relevante en este año que aborda ya su último tramo. Después de casi 40 años, un D. Juan Carlos que nunca proyectó abdicar porque decía que los reyes españoles no abdican, decidía en enero que era más conveniente para la Corona dar paso a su hijo, suficientemente preparado para asumir sus responsabilidades. Lo comunicó apenas a media docena de personas, y esperó a la celebración de las elecciones europeas para hacer público el anuncio a través del presidente de gobierno y, a continuación, explicar personalmente los porqués de la decisión. Lo hizo además con una generosidad que no todo el mundo ha comprendido, cuando advirtió que no acudiría a la proclamación de su hijo porque ese día era Felipe VI el único protagonista. Y, desde entonces, se ha mantenido en un segundo plano para no interferir en la labor de Estado del nuevo Rey, de quien está a plena disposición  como dijo en su discurso de abdicación.

D.Juan Carlos se ha mantenido en un segundo plano para no interferir en la labor del nuevo Rey

El año que termina ha quedado muy impregnado de las consecuencias del relevo en la Corona. D. Felipe tiene vida propia  y ha logrado que la institución se haya fortalecido, la Reina Letizia parece haber encontrado su espacio tras un tiempo en el que no acababa de acertar con algunas de sus actitudes públicas, y tanto la Princesa de Asturias como la Infanta Sofía aparecen en público con normalidad, después de la incomodidad que producía el que Doña Letizia las tuviera prácticamente escondidas sin saber cómo encontrar el equilibrio entre las obligaciones institucionales y el respeto y derecho a la vida privada.

Ha habido otra renuncia importante que casi coincidió en el tiempo con la del Rey Juan Carlos, la de Alfredo Pérez Rubalcaba, y la elección de un nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, impensable hace un año por estas mismas fechas; y la aparición de una fuerza política que ha provocado una autentica convulsión social, Podemos. Además, se ha celebrado una consulta ilegal en Cataluña que ha envenenado aún más las relaciones entre el gobierno central y el autonómico, y cuyas consecuencias son hoy imprevisibles, aunque es evidente que no habrá independencia catalana. No porque haya insistido en ello D. Felipe en su mensaje navideño, sino porque es uno de los pocos puntos en lo que están de acuerdo Rajoy y Sánchez –y también Susana Díaz, si se produjera un nuevo relevo en el  Psoe como auguran algunos- y con el transcurso de las semanas se ve que los independentistas  pierden terreno. No les fue ya bien en la consulta; los votos independentistas no alcanzaron ni el 25 por ciento del censo, a pesar de que Mas y Junqueras reaccionaron como si les hubieran dado un Oscar en Hollywood.

Falta poco para que doble el año y empiece 2015. Más noticias de infarto no puede traer, el 14 se ha llevado la palma. Pero quizá traiga noticias de otro tipo. Por ejemplo, que la crisis económica quede definitivamente atrás y el porcentaje de parados pierda los dos dígitos. Ojalá.

Pilar Cernuda

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