viernes, abril 19, 2024
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La semana de pasión europea

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En lo que va de semana hemos podido ver  un deterioro alocado de la prima de riesgo de los bonos italianos y españoles. Esa prima se ha colocado mas allá de los 300 puntos  y amenaza con quedarse en esas cifras, asfixiando a ambos países y llevándose al Euro por delante.

¿Qué ha sucedido para que se haya disparatado la prima de riesgo? Aparte de la rebaja de la calificación al nivel de bono basura de la deuda portuguesa la semana pasada,  en apariencia, no ha sucedido nada más.  Aunque bien pensado, el problema sea que no ha pasado nada.

No ha pasado nada y todo sigue igual, porque la tragedia griega no se ha solucionado todavía y se ha convertido en algo cotidiano. Alemania, Austria, Finlandia y Holanda, el núcleo duro europeo, continúan intentando la cuadratura del círculo. Siguen mareando la perdiz con que si default sí o no. Que si tiene que participar el sector privado o no y cómo tiene que participar. Que si la participación privada tiene que ser voluntaria o forzada, y si es forzada que no se note. Conclusión: que como era complicado encontrar una solución, decidieron que mejor dejarlo para septiembre, como los malos estudiantes.

El problema es que los mercados no entienden de segundas convocatorias, de esconder la cabeza bajo el ala y de mirar para otro lado. Los mercados han observado el titubeo, las dudas, la falta de claridad y el miedo. Estas actitudes de la Unión, unida a la rumorología sobre los test de stress bancarios y los comentarios sobre la situación de la banca italiana, nos han llevado al borde del despeñadero.

En economía no se pueden dejar los problemas para mañana, hay que afrontarlos y tratar de buscar las soluciones adecuadas, que en el problema que nos ocupa, creo que pasan por un primer punto básico que es tener claro qué queremos los europeos para nuestra Europa.

Si lo que queremos los europeos es profundizar en la Unión, la primera tarea sería solucionar de una vez para siempre el problema griego. Dado su nivel de deuda, 150% del PIB, los tipos de interés aplicados y la situación de crecimiento de su economía, lo razonable sería que la Unión se hiciera cargo de alrededor del 50% de su deuda. Aliviada de esa carga, Grecia podría pagar el resto, crecer y quizá, dentro de bastantes años, devolver completamente su deuda. Es necesaria una respuesta sería y rotunda.

Y la segunda tarea consistiría en solucionar las carencias con las que nació el Euro. Sería necesaria una cierta cesión de soberanía de todos los países para alcanzar una armonización de la política fiscal y, tal y como ha sugerido el presidente del Banco Central Europeo, un ministerio de finanzas con su ministro correspondiente.

Si por el contrario la visión de Europa que tenemos o que queremos los europeos, es la visión del cuadro del Cambista y su Mujer, no habrá solución, porque el egoísmo y la miopía son la negación de los grandes estados, que es la meta que tendría que ponerse Europa.

En las manos de todos los ciudadanos europeos queda optar por una vía o por la otra. El tiempo y nuestra pobre Europa nos dirán por qué camino hemos optado.

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José Luis Martín Miralles

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