Resulta increíble que Zapatero haya salido por peteneras cuando tenía la oportunidad de su vida para dar la cara y convocar Elecciones Generales. Él y únicamente él es el responsable de la debacle del PSOE y que se haya dado la máxima diferencia de votos de toda la historia democrática entre los dos partidos.
Sus palabras de que “era razonable esperar que el PSOE recibiera un castigo en las urnas” y que los resultados “tienen una clarísima relación con la crisis económica” no hacen más que confirmar que el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE ha perdido toda relación con la realidad. Su maniobra de anunciar que no será el candidato socialista no ha servido de nada y, lejos de resultar un revulsivo, se ha confirmado como un lastre del que muchos buenos presidentes y alcaldes no han podido desprenderse.
La vida política en España va a resultar del todo insostenible si Zapatero no convoca elecciones. En las reuniones que tengan a partir de hoy en la cúpula socialista debería haber alguien que le pusiera los pies en el suelo. El daño de su gestión a España es tan grande como el que le ha provocado a su partido, pero su ensimismamiento resulta tan descorazonador que deben ser los damnificados socialista quienes –para empezar- le saquen de Ferraz para después empujarle de La Moncloa hasta León.
El PP tiene toda la razón en exigir el adelanto de las Generales y el PSOE también debería hacerlo, porque cuanto antes empiece la refundación mejor será para la vida democrática.
Editorial Estrella