El correo electrónico enviado por la oficina de prensa de la Casa Blanca contiene un único mensaje: “El presidente va a realizar una intervención a las 10:30 p.m”. E inmediatamente comenzaba la especulación en Twitter en torno a lo que podría motivarla. Una noche de domingo. Tan tarde. Lo que quiera que el Presidente Obama tuviera que anunciar, no podía ser bueno, y serían noticias que no podían esperar.
A las11:33 p.m., el presidente recorría la dramática alfombra roja del East Room de la Casa Blanca para anunciar: “Puedo informar al pueblo estadounidense y al mundo que Estados Unidos ha llevado a cabo una operación que ha costado la vida a Osama bin Laden, el líder de al-Qaeda, y el terrorista responsable del asesinato de miles de hombres, mujeres y niños inocentes”.
Nueve años, siete meses y 20 días después de que dos aviones comerciales de pasajeros fueran empotrados contra el World Trade Center, el Pentágono y un campo de Pennsylvania – cobrándose 2.977 vidas – el cerebro detrás de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 era abatido en una operación encubierta autorizada por el presidente con anterioridad durante la jornada del domingo. Se ha logrado una victoria sobre el mal. Como decía el presidente: “Se ha hecho justicia”.
Jonathan Capehart