viernes, abril 19, 2024
- Publicidad -

Hay que saber latín

No te pierdas...

Esta expresión se utiliza cuando una situación es complicada y se necesitan grandes dosis de astucia e inteligencia para solventarla. Afortunadamente no me he visto en tan curiosísima circunstancia, pero estoy convencido que si llego a ella, el estudio de dicha disciplina que ocupó tantas horas de mí adolescencia (como supongo les pasaría a ustedes) me salvará tan oportunamente como el séptimo de caballería en las películas western. Uno es así de optimista.

Este tipo de situaciones sí que ocurrieron recientemente en el Senado donde se han escuchado todas las lenguas que se hablan en nuestro país y que derivan del latín. No me parece mal. Lo siento por quienes se hayan escandalizado, pero finalmente he encontrado una gran utilidad al Senado: una academia de idiomas patrios para así entendernos y conocernos mejor; aunque parezca un contrasentido.

El latín no es nuestra lengua madre, es nuestra lengua abuela. A partir de ella nacieron varios idiomas que todos pertenecen a nuestra familia y que fueron evolucionando según zonas y costumbres. Tal vez por ello han eliminado la y griega reivindicando así la gran comunidad latina. Por ello es bueno que se escuchen en lugar tan solemne como es el Senado todas las respetables variantes que se produjeron en España. 

Hablar mal del latín queda fatal. Por eso no voy a hacerlo ni reniego de mis estudios. Pero comprobé que hablar mal en latín era imposible. Es un idioma sin tacos y eso es inconcebible. Tampoco me imagino una juerga en latín. Ni un chiste y si me apuran una escena romántica o erótica. No tengo idea de cómo se lo montaban las romanas y los romanos en sus conocidísimas orgías que dudo se realizasen en idioma tan educado. En traducción literal debían decir: “Tráeme “no solo” el vino, “sino también” una pata de cordero” y así, claro, te puedes cargar la orgía, una fiesta normal, un guateque y hasta unos sanfermines.

Esta es la causa de la decadencia  del latín: era algo cursi. Aunque el cambio de idioma en las misas fue ya la puntilla. Si hasta la iglesia lo abandonó (con lo que es la iglesia para sus cosas) estaba claro que algo fallaba. No tengo idea sobre si ya la consideraba como lengua muerta. Pero esta decisión la sumió en un coma profundo.

De cualquier forma, insisto  que doy  por bien empleadas todas esas horas de estudio y sufrimiento que entre otras cosas más profundas, me permitieron conocer el apasionante culebrón de Aníbal de acampada por los Alpes en compañía de unos elefantes. Era genial.

Por cierto: Aníbal perdió; seguro que no sabía latín.

Paco Fochs

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -