sábado, abril 20, 2024
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La sanción a Cristiano es justa

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El revuelo formado a raíz de la sanción de dos partidos a Cristiano Ronaldo por romperle la nariz al jugador Patrick Jan Mtiliga, defensa del Málaga, es digno de estudio. Hay quienes consideran que la decisión es «injusta y desproporcionada». Otros incluso se aventuran -insistiendo en sus propias alucinaciones- a hablar de «villarato» y teorías conspiratorias. Y los de siempre buscan agravios comparativos con el eterno rival en jugadas que, simplemente, no admiten comparación.

La sanción a Cristiano es justa. Y lo es desde el principio, desde el momento en que el portugués vio la tarjeta roja. El jugador golpea con agresividad a un rival, en un acto de «juego peligroso». Ahí se justifica la expulsión, que algunos como el otrora lúcido Jorge Valdano han estimado como incorrecta. La sanción posterior responde a un punto bien definido en el Código Disciplinario de la Real Federación Española de Fútbol. El artículo 115 señala que «emplear juego peligroso causando daño que merme las facultades físicas del ofendido se sancionará con suspensión de uno a tres partidos o por tiempo de hasta un mes». Cristiano le rompe la nariz a Mtiliga. No hay más que decir.

El problema del forofismo es que no permite ver la realidad de forma objetiva. La versión correcta no es la de los periódicos de Madrid -volcados en la defensa del luso- ni tampoco la que están apuntando desde Barcelona, donde se asegura que el castigo se queda corto. Parece una decisión adecuada, y punto. Más aun cuando, después de las apelaciones que presente el Real Madrid, todo quede -más que probablemente- en un único encuentro de suspensión.

El problema de querer comparar en todo a Cristiano y a Messi hace que, en ocasiones, ciertos periodistas y comentaristas deportivos pierdan temporalmente el norte. Igualar una jugada en que un futbolista no sufre lesiones a otra en la que un jugador se retira directo al hospital parece algo periodísticamente censurable y criticable. Ninguno de ellos se atrevería, en un juicio, a pedir la misma pena para un acusado que mató a alguien que para otro que sólo lo hirió. Son cosas distintas porque tienen consecuencias diferentes. Y, por tanto, los efectos y repercusiones también deben ser claramente diferenciados.

Lo que debería preocupar ahora al madridismo no es tanto la sanción, que quedará en el olvido, sino el problemático carácter de CR9 sobre los terrenos de juego. Acaba de estrenarse en la Liga española y ya tiene una colección de tarjetas, varias de ellas rojas. Es reincidente en la agresión a otro futbolista, y sólo lleva en el Madrid unos meses. Alguien debería calmarle un poco y pedirle que se dedique a jugar al fútbol -que es lo que hace muy bien- en lugar de protestar y dar leña. Entonces, sólo entonces, quizá puedan compararle de verdad con Messi. www.miguelangelrodriguez.net

Miguel Ángel Rodríguez

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