sábado, abril 27, 2024
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Reduflación: la técnica comercial que engaña al consumidor

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En septiembre de 2023, la cadena francesa de hipermercados Carrefour sorprendía a los consumidores con carteles en sus lineales que avisaban de que marcas como Lipton y Lindt estaban recurriendo al uso de la reduflación. Una táctica que, si bien no es nueva en el mercado, se ha venido utilizando con más frecuencia desde que la inflación ha disparado el precio de las materias primas que necesitan las marcas para elaborar sus productos. Como forma de “lavar” su imagen frente a los consumidores y hacerles ver que no han subido sus precios cuando, en realidad, esto no es cierto.

Tras la decisión de Carrefour se desató un debate en Francia sobre esta práctica comercial, y se abogó por su prohibición. En España, no existe una normativa respecto a esta medida, pero las organizaciones para la defensa de los derechos de los consumidores y usuarios denuncian que es una técnica fraudulenta que busca llevar a los consumidores a error.

¿Qué es la reduflación?

Reduflación es un neologismo formado a partir de las palabras “reducción” e “inflación”, y hace referencia a un fenómeno económico que se ha vuelto relativamente habitual en los últimos años. Especialmente, en épocas de crisis.

La palabra reduflación se acuñó en la década de 2010, en plena crisis derivada del colapso del boom inmobiliario y de la quiebra de entidades financieras. Con la caída de poder adquisitivo por parte de los consumidores y el incremento de los costes de producción, las marcas idearon un sistema que les permitía ganar más sin que sus clientes fueran conscientes de que el producto que estaban consumiendo había subido de precio.

La fórmula consiste en reducir el formato, incluyendo menos cantidad de producto, pero no rebajar el precio en consecuencia. Así, una bolsa de patatas fritas de 200 gramos se vende en el supermercado al mismo precio que antes tenía una bolsa de patatas fritas de 250 gramos de la misma marca.

El fraude que denuncian las asociaciones de consumidores y usuarios se produce porque el consumidor no es consciente de lo que ocurre. Con frecuencia, el envase sigue siendo igual o muy similar al que se utilizaba cuando la cantidad de producto ofrecida era mayor. De manera que el cliente no percibe a simple vista el cambio.

Este fenómeno también se aplica en el sector de los servicios. Por ejemplo, en los restaurantes, llenando menos que antes los platos y cobrando lo mismo por ellos. O, en el caso de los profesionales, ajustando las consultas y sesiones a 50 minutos en lugar de los 60 que ofrecían antes.

Esta técnica se utiliza como fórmula para mantener los márgenes de beneficio en un entorno en el que la inflación es alta. De esta manera, la producción de cada unidad cuesta menos porque se está ofreciendo menos cantidad, pero el precio se mantiene igual. 

Además, consigue que el consumidor siga valorando bien a sus marcas favoritas, al percibir que estas no están subiendo el precio como sí están haciendo otras de las que están en el mercado.

El impacto financiero de la reduflación

Para las marcas fabricantes el impacto suele ser positivo. Porque les permite seguir teniendo una posición destacada en el mercado, a la vez que su margen de beneficio se incrementa.

Algunas de las que llevan a cabo esta medida defienden que también es una forma de mantener la calidad. Ante la subida de precio de las materias primas, si tienen que seguir ofreciendo la misma cantidad de producto al precio de siempre, no les quedará más remedio que rebajar la calidad.

Incluso cuando la reduflación genera efectos positivos para las empresas que la aplican, no se aconseja mantener esta medida a lo largo del tiempo, ya que podría afectar a la imagen de la marca.

Desde el punto de vista del consumidor, el impacto es negativo respecto a su poder adquisitivo. Porque por la misma cantidad de dinero que ha pagado siempre va a recibir menos producto, y esto es algo que acaba notando tarde o temprano. Esto puede llevar a comprar más unidades de un mismo producto para cubrir la necesidad del mismo, reduciendo la partida que se puede gastar en otros productos o servicios que también resultan esenciales. 

La decisión de Carrefour

Carrefour está siendo pionero en su lucha contra las marcas que abusan de su posición privilegiada en el mercado y están incrementando sus márgenes de beneficio en un momento en el que los consumidores atraviesan dificultades por el alto nivel de inflación que están sufriendo.

En septiembre de 2023, comenzó a avisar a sus clientes de las marcas que aplicaban reduflación, y ahora ha confirmado que deja de trabajar con las marcas de PepsiCo por el fuerte incremento de precio que han venido aplicando en los últimos meses.

Aunque la tensión entre distribuidoras y marcas siempre ha existido, los expertos destacan que esta es la primera vez que esas tensiones adquieren una dimensión pública y se manifiestan en una decisión tan drástica como retirar productos de los lineales. 

Esto ha generado un cierto temor entre las marcas que optan por la reduflación o que están subiendo mucho sus precios, porque podría afectar a su presencia en el mercado, e incluso dañar su reputación de manera notable.

Medidas frente a la reduflación

En España, la reduflación no está prohibida expresamente, por lo que las organizaciones de consumidores y usuarios aconsejan tomar precauciones a la hora de hacer la compra para no caer en esta “trampa”.

Guardar los recibos de compra

Permite poder comparar los precios de un producto entre un momento temporal y otro. Así se puede analizar con más detalle hasta qué punto han subido.

Verificar el formato de presentación

Antes de poner un producto en la cesta de la compra, incluso aunque su formato no presente cambios externos, conviene revisar la información relativa a la cantidad que contiene.

Evitar caer en ofertas engañosas

En algunas ocasiones, se ofrecen productos de una determinada marca a un precio más bajo del habitual, sin informar de que el formato disponible a ese precio es más pequeño. 

Antes de aprovechar las ofertas, conviene asegurarse bien del precio que tiene ese producto cuando no está de promoción y de la cantidad que es habitual que contengan sus envases.

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